Más que nunca, El Pinar del Grao cobra protagonismo como escenario colectivo y punto de encuentro de los castellonenses. Esta vez con el Undergrau, que, en su séptima edición, congregó a miles de personas atraídas por los ritmos frenéticos, sugerentes y alternativos en la promoción primigenia de apoyo a las bandas locales.

Como prólogo, y con la mirada puesta en el público infantil, se puso en escena Piensa en Wilbur, y la amenización a cargo de Adrián del Barrio (guitarra de Lagarto Spok). Y, tras las actividades para los más pequeños, el festival duro y puro, con un cartel liderado por Assekes, los grandes triunfadores del Arrankapins del 2017, y su ska de mestizaje y vertiginosa música.

Pero también hubo espacio para el rock latino con El Chamuyo, y para el folk metal de Lèpoka, ofreciendo los temas de su último trabajo discográfico Pa lo que me queda en el convertour.

No faltaron tampoco el rock de alta frecuencia de Lagarto Spok, que estuvieron presentes en el BP Music Contest, y la propuesta gamberra y divertida de La Ranamanca. Undergrau en plena forma que hizo vibrar a un público expectante y ávido de ocio y diversión, sin estereotipos, sin ambajes, sin sofisticaciones al uso en la canícula castellonense.