El 19 de febrero del 2019 moría en París a los 85 años el diseñador alemán Karl Lagerfeld, dejando una fortuna que, según varias fuentes, oscila entre los 170 y los 270 millones de euros y muchas dudas sobre los beneficiarios.

Sin pareja legal ni hijos, lo más parecido a un heredero directo era su gata birmana, su ama de llaves, su ahijado, su directora de comunicación, el exmodelo Brad Koenig, y el modelo Jake Davis.

Pero según el diario francés Le Parisien, al parecer existiría un nuevo testamento, «escrito de puño y letra» por el propio modisto y registrado en Mónaco y Lucien Frydlender, abogado y contable de Lagerferd sería el conocedor de este documento. El problema es que, según apuntan los medios franceses, Frydlender, de 87 años, no da señales de vida. Y año y medio después del fallecimiento del alemán, la herencia sigue intacta y a buen recaudo.

Antes esta situación, entraron en juego Sébastien Jondeau, exchófer y guardaespaldas del modisto, y el modelo Baptiste Giabiconi que luchan por conseguir una parte de la herencia.