La vida de Miguel Ángel Silvestre es un auténtico no parar. Después de su paso por la Semana de la Moda de Nueva York, en la que coincidió con Jon Kortajarena, el actor de Castellón y el modelo acudieron a disfrutar de una cena exclusiva de la mano de Ramón Freixa, en la estación de Baqueira Beret. El motivo: ambos han sido nombrados embajadores de Dom Pérignon en España.

Silvestre se mostró “muy halagado” por haber sido escogido para esta misión, puesto que, como señaló, brinda con champagne por las buenas y las malas noticias. Que nadie se asuste. No es que Miguel Ángel se alegre de las desgracias propias o ajenas, sino que, como él mismo señaló: “Considero que una mala noticia te hace aprender. Cuando hay algo que va mal siempre digo que hay que celebrar que estamos vivos y tenemos salud. Últimamente he tenido a un familiar malito y hay dos cosas que celebrar, la paz interior y la salud. Cuando tienes eso puedes disfrutar del champagne, de la comida...”.

Tras su paso por el certamen internacional de la moda, el castellonese, que no deja de desarrollar nuevas facetas profesionales, confesó que uno de los ámbitos en los que no se ve es en la pasarela. Con mucho sentido del humor comentó: “Yo ando con los pies abiertos. El diseñador se enfadaría conmigo y diría ¡sacadlo y mandadlo a su pueblo! Hay una foto que colgué en Instagram y la verdad es que le dije a un amigo ‘hazme una foto con Jon. Estoy de puntillas'. Él se rió y yo me reí. Yo mido 1,80 y él 1,90. No llego a la pasarela. Voy justito”.

A pesar de ello, es imposible no tener en cuenta sus logros, como su participación en Sense8, una aventura que le llevó a Los Ángeles. No obstante, Silvestre no pierde la perspectiva y da muestras de tener los pies en el suelo.Tuve la suerte de llegar allí con un trabajo. Allí eres uno más. Cuando hago un casting al final soy uno más en la cola. Creo que eso te hace entrar en un estado de vulnerabilidad, que es muy bueno para esta profesión. En Los Ángeles hay muchos actores muy preparados y tú eres uno más".

El éxito profesional también le ha costado renunciar a ciertos aspectos de su vida personal, como “ver crecer a mis sobrinos, por ejemplo”, por los que siente auténtica adoración. Sin embargo, este sacrificio no ha sido en vano, puesto que no para de encadenar proyectos. Según comentó, “Ahora voy a rodar en México. Es una adaptación de La boda de mi mejor amigo. La boda de mi mejor amigo.Tenía muchas ganas de trabajar en México. Me gustó mucho el guión y tengo muchas ganas a ver qué os parece”.