Tailandia trata de reponerse de la matanza «sin precedentes» en el país después de que un militar, que fue abatido ayer, matara a 29 personas e hiriera a 59 durante un ataque indiscriminado en un centro comercial, donde se atrincheró con rehenes más de 15 horas.

«Un suceso así nunca había ocurrido en Tailandia y esperamos que nunca vuelva a suceder», dijo el primer ministro tailandés, Prayut Chan-ocha, en la ciudad de Nakhon Ratchasima, donde ocurrió la tragedia. Entre las víctimas mortales hay 23 civiles, 3 policías y 3 militares, además del propio asaltante.

El atacante, un sargento identificado como Jakrapanth Thomma, de 32 años, fue abatido ayer por la mañana tras quedar acorralado en un supermercado, que solo tenía una vía de acceso, en la planta sótano del edificio.

La policía tailandesa colgó en Facebook vídeos, algunos bastante explícitos, de un intenso tiroteo contra el militar, que en la tarde del sábado disparó contra un superior y otros compañeros antes de huir hasta el centro comercial donde perpetró la masacre cuyas razones no están del todo claras.

Sin embargo, las autoridades atribuyen a razones «personales por un conflicto de tierras» el móvil del múltiple asesinato, mientras que el Ministerio de Defensa señala que simplemente el militar «se volvió loco».

El atacante disponía de un arsenal de armas automáticas -entre ellas una ametralladora M60 y un fusil de asalto HK33- y numerosa munición que había robado, junto a un vehículo militar, de la base donde se encontraba destinado a las afueras de la urbe.

Junto al cuerpo sin vida del militar, se hallaron los cadáveres de un hombre y una mujer, que presuntamente fueron retenidos por el asaltante antes de ser ejecutados.

Las fuerzas especiales tailandesas tardaron unas seis horas en entrar y controlar de manera escalonada casi todo el edificio, y así comenzar la evacuación de más de un centenar de personas que quedaron atrapadas en el recinto comercial.

El militar retransmitió el ataque con fotografías y vídeos colgadas en su perfil de Facebook, que más tarde fue desactivado, y que pone de nuevo en relieve el impacto que las redes sociales tienen en este tipo de sucesos. Decenas de vídeos y fotografías violentas sobre el ataque todavía se pueden encontrar en Facebook y Twitter horas después de que el asaltante fuera abatido y que a su vez son comentadas y compartidas por miles de usuarios.

Las redes sociales también son el foro donde los tailandeses se quejan de la cobertura sensacionalista de varias cadenas de televisión, la lentitud de las autoridades para neutralizar al asaltante y reclamar el endurecimiento de la ley de posesión de armas.

Tailandia es uno de los países del mundo con mayor número de armas, con más de diez millones entre legales e ilegales y una media de unas quince por cada cien personas, según la organización Gun Policy.

Sin embargo, los tiroteos o los asaltos con armas de fuego no son habituales, salvo en tres provincias del sur del país donde actúan grupos armados separatistas.