La presión subirá. Las herramientas del mundo libre son la sanción diplomática y económica para los violadores de derechos humanos y criminales». El diputado Juan Guaidó hizo ayer su primera actividad política desde su accidentado retorno a Caracas con una nueva advertencia a Nicolás Maduro: la coalición internacional que sostiene al legislador que se autoproclamó «presidente encargado» de Venezuela prepara una nueva batería de medidas contra el Gobierno.

Guaidó llegó el martes al aeropuerto internacional Simón Bolívar tras una gira por Europa, Canadá y EEUU. La ponderación de Donald Trump, Boris Johnson, Emmanuel Macron y otros mandatarios necesita tener una correspondencia en la propia Venezuela, donde la capacidad de movilización opositora se ha resentido notablemente en los últimos meses. Guaidó lo sabe y por eso, al encabezar en la plaza Bolívar del acomodado municipio de Chacao la sesión de la Asamblea Nacional (AN), reclamó la unidad de todos los que quieren que Maduro abandone el poder.

La AN se ha partido en dos. El sector mayoritario sigue al lado de Guaidó. La facción restante ha sido recibida con los brazos abiertos por el Gobierno porque considera que debilita a la oposición. Frente a los legisladores que todavía le apoyan, el «presidente encargado» valoró el papel de los jóvenes en la lucha contra el Gobierno y auguró la presencia masiva en las calles de «un pueblo organizado».

Es en el espacio público donde Guaidó debe revalidar la condición de líder y no quedar apenas convertido en una construcción mediática. «¿Cuál es su reto? Hacer algo distinto a lo que no funcionó en el 2019: poner sobre la mesa una fuerza real para defender los derechos o mostrar un poder de presión más amplio (incluyendo aliados chavistas) para provocar una negociación de cambio», dice el analista Luis Vicente León.

ZARANDEADO Y GOLPEADO / Como era de suponer, Guaidó hizo referencia a la «recepción» de la que fue objeto desde que pisó suelo venezolano. Personal de Migraciones lo insultó y hasta le retiraron un documento. Al salir, un grupo de enardecidos le arrojó agua. Guaidó lanzó una risotada mientras dejaba atrás a los protagonistas del «showcito».

Fue golpeado por una turba al traspasar la terminal aérea. Su esposa, varios diputados opositores que acudieron a recibirle y periodistas también fueron blanco de esa ira. Sectores afines al Gobierno señalaron que apenas fueron actos espontáneos de repudio de los trabajadores de Conviasa, la aerolínea estatal sancionada por la Administración de Trump. Para un delegado sindical de esa compañía, Guaidó promueve en el exterior esas medidas.

ATAQUES / «Son civiles armados por la dictadura que están atacando a la prensa libre, a los diputados, a los ciudadanos», dijo Guaidó y los tachó de «cobardes». La revista digital Tal Cual publicó que fue un coronel del Ejército, Rafael Antonio Franco Quintero, actualmente director de Seguridad del aeropuerto, el que facilitó las «protestas».