Cuando el Villarreal B marca, 800 kilómetros más al sur 20.000 gargantas gritan gol. En Cartaya (Huelva), casi todo el pueblo es amarillo por culpa de un chaval de 20 años que hizo las maletas con 13 para cumplir su sueño de jugar algún día en Primera. Cartaya está con Joselu Moreno Barroso, al igual que el sorprendente pichichi de 2ª A siempre lleva a los suyos en el corazón, sobre todo a sus padres, que siguen desde allí, en la costa onubense, el triunfo de su vástago. “Se extraña el pueblo, la familia... pero es lo que hay”, apunta la última joya de la cantera amarilla.

Desde que comenzara la plaga de lesiones con Nilmar, Joselu es uno de los habituales en los entrenamientos del primer equipo. “Las diferencias apenas las he notado --dice-- porque en el Villarreal no hay futbolistas engreídos. Es más, te ayudan”. Tutelado por César y Marchena --“los que más caña me dan”, sonríe--, el delantero, aunque ya ha jugado dos partidos en Primera y ha sido titular en la Champions ante el City, sigue considerándose “un jugador del B; lo del primer equipo es circunstancial”. No ha dejado de mantener los pies en el suelo. “Procedo de una familia humilde, vengo de abajo. Si con 20 años fuera de crecido, mal iríamos”, sostiene. “Humildad”. Lo repite hasta la saciedad y es el concepto que intenta transmitir a su hermano Simón, de 13 años, su conexión familiar en Vila-real. Como él, viste de amarillo y empieza su aventura en el cadete B. “Está en una edad difícil, con las chavalillas y todo eso... pero intento mantenerle centrado”, comenta con una madurez inusual en un joven de su edad.

EL DESCUBRIMIENTO // Simón, gracias a su hermano mayor, lo ha tenido algo más fácil para ingresar en la escuela del Villarreal. Joselu se lo ha venido currando desde que apenas levantaba cinco palmos. Primero en Cartaya, “con los amiguetes”, como le gusta recordar; después en Huelva, con el Recre, donde sus actuaciones no pasaron desapercibidas para casi todos los grandes del fútbol español. Allí le captó la videocámara de Gerardo de Guzmán, su descubridor, que envió regularmente cintas de un habilidoso y goleador extremo a Juan Carlos Garrido, en aquel entonces (2006) director de la escuela. Meses después empezaba a marcar goles de amarillo. Fueron 21 en el primer año cadete; 22 en el siguiente, en Liga Nacional juvenil.

Clubs como el Barça se quedaron sin la perla onubense. “No cambies el oro por la plata”, le dijo a su padre un ojeador del club azulgrana cuando Joselu estaba a punto de recalar en la Ciudad Deportiva. “Muchas veces me han dado ganas de coger el teléfono y llamar a este ojeador del Barça para decirle lo bien que estoy en el Villarreal. Esta vez la plata ha tenido más valor que el oro”. Y es que ni a Joselu ni a sus padres les pudo la grandeza del nombre, ni siquiera el dinero --“tenía ofertas sobre la mesa que, incluso, quintuplicaban lo que daba el Villarreal”, apunta--. Curiosamente un pequeño detalle, pero grande a la vez, convenció a la familia Moreno Barroso. “Visitamos la Ciudad Deportiva y nos impresionó el buen ambiente de fútbol. Pero el llegar y ver que los mismísimos Roig y Llaneza estaban al tanto de la operación… Eso acabó de decantar nuestra decisión”.

EL CAMBIO DE POSICIÓN // La otra gran decisión en la corta carrera de Joselu llegó en el juvenil A. Hasta ese momento, y a pesar de media superior a una veintena de tantos por año, era un hombre de banda. Entonces se cruzó en su camino Antonio Díaz. “A él le tengo que agradecer ser ahora delantero centro. A principio de esa temporada (2008/09) me preguntó dónde quería jugar, que tenía libertad para elegir mi posición. Y aquí estoy”, recuerda.

El cambio, por supuesto, aumentó su capacidad realizadora. Ese año se quedó en 19 goles, al siguiente firmó 27 (ocho con el juvenil y 19 con el Villarreal C, en Tercera). La pasada campaña se fue hasta los 28 (27 en Tercera y uno en 2ª A). En la presente sus 10 goles con el filial le han encumbrado a lo más alto de la tabla de goleadores de la categoría de plata y con apenas un tercio de Liga cumplida ya está a solo una diana del que fue máximo goleador del B la pasada temporada, Iago Falqué (11 goles). Será complicado que Joselu sume en las próximas semanas. Sin Rossi y sin Nilmar, Garrido le necesita para el primer equipo y el sábado ni siquiera se descarta su titularidad ante el Betis. Hoy, como casi todos los días en los últimos meses, volverá a entrenar con la primera plantilla en la Ciudad Deportiva, con la humildad de sentirse “provisional”; con la ilusión de poder seguir sumando minutos en Primera.

La misma ilusión que tiene por volver a Cartaya las próximas navidades y abrazar a los suyos. Allí ya no es un vecino anónimo desde que Canal Sur ofreció en directo el Villarreal-Manchester City de Champions; es una figura, con todo lo que conlleva de positivo --nominado al premio de deportista del año en Huelva-- y negativo. “La gente me para por la calle, pero no me molesta. Quizás un poco el hecho de tener que repetir lo mismo cada dos pasos, pero no el cariño de quienes sabes que quieren lo mejor para ti. Siempre tendré una buena cara para ellos”.