Su carrera profesional es todo un ejemplo. Comenzó desde la nada, desde la más absoluta humildad, supo lo que era el infierno, la dureza de los que luchan por abrirse paso entre sinsabores e injusticias, pero su capacidad, sacrificio, ilusión y esa fidelidad al clasicismo le llevó a saborear las mieles del éxito, a tocar el cielo con las manos y convertirse en una de las figuras claves de la primera década del siglo XXI. Y todo gracias a esa zurda de oro, a esos triunfos con todo tipo de toros en plazas de tanta categoría como Sevilla, Madrid o Bilbao, sus grandes feudos que le consolidaron. Cuatro puertas del príncipe de Sevilla, dos puertas grandes en Madrid... Casi nada.

«Ha llegado mi momento. No me voy por falta de ilusión y ganas porque me sobra todo eso, pero creo que la vida de los artistas son ciclos y el mío como torero en competencia se ha cerrado este año porque todas las ilusiones y sueños que tenía desde pequeño los he conseguido», asegura Manuel Jesús ‘El Cid’, que esta misma tarde dirá adiós a la afición de Castelló en la que será su última tarde en esta plaza.

«Castelló es una plaza que se me ha dado muy bien. Me ha faltado un triunfo rotundo, es verdad, pero he tenido tardes de haber disfrutado mucho. Me acuerdo siempre de la primera vez que toreé en esa plaza, fue una corrida de toros de Victorino Martín y corté dos orejas a un toro. He sido además dos veces triunfador de la Feria y ha habido tardes en las que, habiendo cuajado a los toros, los he pinchado. Siempre me ha gustado torear en las plazas del Mediterráneo, además, en la provincia de Castellón he toreado un par de veces en Vinaròs y es una plaza coqueta y torera que me encanta».

Hoy dice adiós a esta afición. Es la temporada de su despedida. «Toca dedicar tiempo a la familia aunque no va a ser fácil dejar la vida de torero», matiza el de Salteras. Ese sentimiento torero le va a acompañar siempre, por eso, asegura: «No me voy a cortar la coleta porque no te puedo asegurar que nunca más voy a vestirme de luces, porque ante todo, soy torero y es lo que siento, lo que me gusta. Si dentro de cinco años me sale una corrida especial, no voy a declinar la oferta, pero jamás voy a entrar de nuevo en competencia». «Es hora de que los toreros nuevos cojan el cetro de las figuras actuales, porque llevamos mucho tiempo como tal y a la Fiesta le hace falta una renovación», concluye el diestro.