Torbellino de colores. Estampas de fantasía e imaginación en el acto más divertido de las fiestas internacionales de la Magdalena. El preferido por los niños y el que anuncia la recta final de los festejos magdaleneros.

Coso de esencias de primavera, con la evocación de las antiguas batallas de flores. Guerra incruenta entre público y participantes y viceversa de tarde de Magdalena dorada y avanzadamente arlequinada de buenos presagios y bienaventuranzas en la avenida del Rey Don Jaime.

Un coso que regresó a su circuito de hace dos años tras la desangelada experiencia el año pasado en el Bulevar Blasco Ibáñez, y que invadió de júbilo ilusionante un recinto en el que podía haber perfectamente más de 10.000 personas, viviendo una aventura de papelillos de colores y triunfo de la diversión.

Espectadores que fueron testigos de un cortejo de antiguas evocaciones de ceremonias de puestas de largo, pero ahora de vestidos de labradores en la consumación de un estado de felicidad máxima. Rituales que permanecen en los recuerdos.

Ponente de lujo

El ponente del acto, Rafa G. Ariño, supo engarzar a la perfección la coordinación de un ritual de beldades y añoranzas. 23 carrozas (las de las 19 gaiatas, Na Violant de Els Cavallers, Federació de Colles -nueva incorporación al cortejo-- y las dos de las reinas de las fiestas y damas) y cinco mil kilos de confeti son las cifras en frío de un pasacalle de calor inmenso, ya no solamente en el ámbito meteorológico, sino por la fuerza que imprimen las gigantescas ganas de los castellonenses de disfrutar de la fiesta.

El desfile lo abrió la Mazoretky Noise & Music Band, de Eslovaquia, una de las agrupaciones participantes el Festival Internacional de Música de Fiesta, y que ayer se inició a lo grande (más información página 88)

Y, tras ella, comenzó el cortejo en el que, sobre las plataformas con alegorías de flores, cuernos de la abundancia, personajes de cuentos, arcas de la alianza, pergaminos ilustrados, belleza sin límites y góticas murallas, cobró vida el ambiente más exultante de laureles de victoria y triunfo acaremalado. Castellón fue Coso Multicolor de reverencias, escenas de carcajadas, y veleidades confesables porque estamos de fiesta, que es una vez al año y está todo permitido.