Fue muy contundente ayer en el foro de Primera Plana -que organizan El Periódico de Catalunya y Banc de Sabadell- Josep Lluís Bonet en su crítica al proceso independentista. El presidente de la Cámara de Comercio de España, de la Fira de Barcelona y del grupo Freixenet afirmó que esta última empresa no ha trasladado su sede social fuera de Cataluña --a diferencia de otras 2.500- porque el Gobierno central decidió aplicar en su momento el artículo 155 de la Constitución. Bonet cargó contra la situación de inestabilidad que la crisis política catalana ha creado y que afecta de forma tan negativa a la economía.

De todas las falsedades, eufemismos y medias verdades que el independentismo usó para defender la vía unilateral, la de que este iba a ser un proceso low cost, sin costes en la economía, es de las más graves. El daño que ha sufrido la sociedad catalana por la incertidumbre generada desde las instituciones de la Generalitat aún está por evaluar. Ojalá sea cierto lo que el mismo Bonet dijo en su conferencia: «No se ha destruido totalmente nada, pero sí que se ha hecho daño; y estamos en posibilidades de recuperar». En el proceso de recuperación de la estabilidad que tanto anhelan las empresas es clave la cita electoral del 21-D y que, sea cual sea el resultado de las urnas, la clase política catalana recupere la responsabilidad que muchos perdieron en esta pasada legislatura. Que ERC y el PDECat apuestan por renunciar a la vía unilateral es sin duda un paso en el buen camino. Cataluña y España se juegan mucho.