Contra el pronóstico de quienes a la mínima destacan que baja el suflé, Catalunya vivió ayer su quinta Diada, aunque menos multitudinaria que las anteriores. Cientos de miles de catalanes acudieron de nuevo a la llamada de la ANC y Òmnium Cultural. Esta vez la Diada fue más plural y diversa merced a la presencia en el acto central de Barcelona de la alcaldesa Ada Colau.

La irrupción de los comuns en la Diada, tras conquistar el Ayuntamiento de Barcelona y ganar las elecciones por dos veces en Catalunya, entronca con la vuelta al primer plano de la reivindicación del referéndum legal y pactado con el Estado como forma de desencallar un proceso soberanista al que no se acaba de ver una salida viable si. Hay que valorar la idea a la prensa internacional por Carles Puigdemont de pedir de nuevo al Gobierno un referéndum. Lo hará durante el debate de la moción de confianza del día 28.

Pese a la impaciencia de muchos, la vía unilateral no conduce a parte alguna. No a que la independencia o la república catalana estén al caer, como repitieron ayer los dirigentes de organizaciones convocantes tomando la parte por el todo. La mitad de Catalunya no comparte sus proclamas, y la unidad no puede concernir solo a los ya convencidos. H