Dicen que cuando las barbas de tu vecino veas cortar, has de poner las tuyas a remojar.

El 28 de octubre de 1990 Convergència presentó el Proyecto 2000, un programa de reprogramación nacional, todo un plan estratégico de creación de identidad nacional destinado a inculcar el sentimiento nacionalista en la sociedad catalana, propiciando un férreo control en casi todos sus ámbitos, propugnando la infiltración de elementos nacionalistas en puestos clave de los medios de comunicación y del sistema educativo. Las referencias a un ámbito geográfico --los Països Catalans-- que sobrepasa los límites del principado e incluye a la Comunitat Valenciana, Baleares y el sudeste francés, ha sido una constante en el proyecto del nacionalismo catalán.

Para cumplir sus objetivos el documento no ocultaba la necesidad de controlar a los educadores para que cumplieran lo estipulado en la doctrina nacionalista. Se abogaba por vigilar la composición de los tribunales de oposición para todo el profesorado. Asimismo, se alentaba a reorganizar el cuerpo de inspectores de forma que vigilaran la correcta cumplimentación de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza. También se consideraba necesario «incidir en las asociaciones de padres».

Veintisiete años después de aquel documento, estamos como estamos en Cataluña. De nosotros depende que dentro de 27 años no estemos igual en la Comunitat Valenciana. Hemos de aprender de todo el proceso catalán para que no se aplique lo que Compromís llama la «vía valenciana», que no es sino el «Sense València no hi ha independència» que declaró el conseller Marzà en una entrevista en Radio Terra el 11 de septiembre del 2014.

Ya se han quitado la careta: son independentistas. En Castellón los amigos de Compromís --no solo de Facebook-- han asaltado la azotea del Ayuntamiento en apoyo de la independencia; cargos electos nacionalistas les dan las gracias por la hazaña sin ningún rubor; votan en contra de la aplicación del artículo 155 de la Constitución destinado a sofocar el golpe institucional y la insurrección del Govern catalán y abogan por la república valenciana para que sea el tercer estado catalán independiente.

La hoja de ruta de Compromís es clara: las legítimas quejas por la infrafinanciación están en un tris de convertirse en un «Espanya ens roba»; el adoctrinamiento en la educación con chantajes lingüísticos incluidos es el arma más poderosa del nacionalismo, a través de la creación de un subsistema educativo territorial al servicio de un proyecto alternativo y secesionista; y por último la nueva Televisión Valenciana estará dirigida por quien ha sido la corresponsal de TV3 en la Comunitat durante años.

Cuando hace 30 años surgieron voces en Cataluña clamando contra la imposición nacionalista les llamaron agoreros. Aquí y ahora estamos avisados. Que no tengamos que arrepentirnos.

*Vicepresidente de la Diputación Provincial de Castellón