Desde el 2001, la extrema derecha está ganando terreno en Europa. Nuestras sociedades todavía están en la secuencia política abierta por el ataque cometido en Estados Unidos el 11 de septiembre del 2001. La extrema derecha también.

El deseo de crear un nuevo hombre y una nueva sociedad, popular en la primera mitad del siglo XX, ha dado paso a la crítica del estado de bienestar y la nostalgia del pasado, en la lucha contra el multiculturalismo y la política de identidad.

A veces, los partidos tradicionales de derecha o algunos llamados antisistema, son tentados por alianzas gubernamentales. España ha permanecido ajena al fenómeno durante 15 años, a pesar de la existencia de formaciones más o menos radicales. En España, los moderados del franquismo se integraron en el gran partido de la derecha, el Partido Popular. Además, las fuertes tendencias nacionalistas locales dificultan la construcción de una fuerza nacional consolidada.

El PP ocupa casi todo el espacio del conservadurismo. Ahora con Casado al frente y con su nueva tendencia, es posible que este partido se acerque más a la extrema derecha que al centro, con lo que nuestro país estaría a merced del efecto contaminante de otros países de la UE. Si volvemos a encerrarnos en nosotros mismos, retrocederemos en el tiempo. Aferrémonos a lo que ya conseguimos tras años de trabajo y esfuerzo y que ahora intentamos recuperar. Hemos de avanzar para alcanzar una calidad de vida y de progreso que permita a nuestros jóvenes tener fe en el futuro.

¿Puede ocurrir un cambio en nuestro país? Esa es la cuestión y depende de los españoles. Hay que saber analizar adecuadamente los actos de nuestro Gobierno y no criticar banalmente. Seamos inteligentes.

*Secretaria Área de Políticas Sociales y LGTBI PSPV-PSOE Castellón