Hamburguesas, salchichas y albóndigas a base de proteínas vegetales aparecen cada vez más en los platos de los españoles. La cuota de mercado de estos productos, que simulan ser carne sin serlo, aún es pequeña, pero está creciendo a toda velocidad. Gigantes del sector cárnico se están lanzando a ellos, como quedó patente en el Forum Cárnico, el encuentro anual de ese sector, que tuvo lugar en Girona.

Las alternativas a la carne intentan simular, respecto a los productos vegetarianos tradicionales, los formatos de los productos cárnicos y en ocasión incluso el sabor y la textura.

El consumo de carne está en crecimiento en el mundo, arrastrado por el aumento de este hábito en China, según la FAO. Pero en Europa y Norteamérica se ha estancado. En paralelo, el consumo de alimentos basados en plantas se está disparando. Según la asociación de este sector en EEUU, el crecimiento de los sustitutos de la carne fue del 24% en el 2018 en ese país.

No hay datos exhaustivos para España, pero las empresas no escondieron su excitación en el foro. Jaume Planella, director corporativo de la empresa de charcutería Noel, dijo que el 3% de su facturación ya se basa en estos productos. José Luis Hernández, de la mayorista Bormarket, afirmó que la venta de productos cárnicos se estanca (con la excepción de los productos avícolas y precocinados), mientras crecen la de alternativas vegetales.

Durante este 2019 desembarcó en España la hamburguesa vegetal Beyond Burger, todo un fenómeno en EEUU. «La producción de análogos vegetales a la carne está en crecimiento. No se ve nada parecido en las otras alternativas disponibles», afirma Jacint Arnau, investigador del IRTA.

EN LABORATORIO / Los proyectos más ambiciosos, aún en fase experimental, apuntan a la carne artificial, fabricada en laboratorio. Biotech Foods, una empresa del País Vasco, está en la carrera para conseguirla, junto con una cuarentena de empresas, encabezadas por la norteamericana Memphis Meat. La llegada al mercado todavía tardará unos años.

La empresa Cubiq Foods produce omega 3 a partir de células de huevos de pato, y también grasa a partir de aceite de girasol que no requiere de dicha autorización y está a punto de entrar en producción industrial.

Según un informe Ipsos del 2018, el 15% de la población española sigue una dieta flexitariana: «No es una moda restringida a un solo grupo social. Es una tendencia que afecta a la población general, un cambio generacional».

De este modo, los productores de sustitutos cárnicos reconocen que pasarse a las legumbres sería igual o más eficaz.

El triunfo de la carne vegetal tampoco está garantizado. «El público duda la sanidad del producto y el prestigio social de la carne persiste», afirma Arnau. Pero el mayor escollo es el precio, que sigue muy por encima de la carne y los otros productos vegetales en circulación.