Miles y miles de bolsas de basura inundan las calles de Beirut, donde la crisis ocasionada por la huelga de recogida desde hace meses continúa ahogando a la capital libanesa. Un intento de solucionar el problema, enviando los desechos a Rusia, fracasó el pasado viernes cuando la empresa británica que debía ocuparse de la operación la canceló por un problema administrativo.

El Líbano lleva casi dos años con un Gobierno interino y el problema de las basuras se arrastra desde el pasado verano, cuando cerró el principal vertedero del país. La situación ha derivado en un grave problema de salud pública, puesto que a la acumulación de residuos se le añaden las quemas descontroladas, prohibidas por las autoridades, que cargan la atmósfera de la ciudad de partículas peligrosas.