Un vecino de Nules, de unos 60 años de edad, fue hallado ayer muerto en su domicilio sobre las 13.30 horas. La parte más dramática de este desafortunado suceso fue el estado en el que se encontró el cadáver, dado que fue devorado, en parte, por los dos perros con los que convivía.

Avelino H., conocido en la localidad como El Nino, trabajaba en una chatarrería del municipio. Al parecer, como confirmaron vecinos de la víctima, su familia no lo había visto desde hacía semanas, aunque podría ser algo habitual. No fue hasta ayer cuando se preocuparon realmente por su paradero, porque «según decían, estaba trabajando con la basura con un par de personas más», como explicó una vecina. Una ubicación que, según comentan, acabó siendo falsa.

Después de un mes sin tener noticias suyas, su hermana decidió ayer acudir a la Policía Local para denunciar su desaparición. Acompañada por los agentes, poco después del mediodía, se dirigieron a su domicilio en la calle San Bartolomé, donde se produjo el macabro descubrimiento. En la intervención posterior participaron agentes de la Guardia Civil, que se hicieron cargo de la investigación desde que lo que comenzó como una desaparición hasta lo que acabó con una muerte.

Fuentes de la Benemérita confirmaron ayer que, tras el levantamiento del cadáver, que se produjo por la tarde, Avelino fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se determinará por qué se produjo el fallecimiento, aunque todo apunta, atendiendo a los primerios indicios, a que se debió a causas naturales. No será hasta dentro de un par de días cuando se confirme o se desmienta esta hipótesis.

ANIMALES HAMBRIENTOS / Según pudo saber ayer Mediterráneo, El Nino presentaba un avanzado estado de descomposición, por lo que se especula con que pudiera llevar muchos días muerto, al menos los suficientes para que los dos perros con los que convivía, de raza pequeña, acabaran alimentándose de su cuerpo. Según confirmaron fuentes consultadas, habrían devorado parte de las extremidades y cabeza.

Las circunstancias del hallazgo tampoco fueron comunes. Adelino, que no tenía problemas con los vecinos, sí que sufría de alcoholismo y vivía en una casa vieja que no estaba en muy buenas condiciones. De hecho, cerraba la puerta principal con una cadena y un candado, que cuando llegó la Policía Local, estaba cerrado. Sin embargo, este no sería un hecho sospechoso de las circunstancias de su muerte, porque la vivienda tenía varias entradas, según testigos.

Los vecinos no extrañaron su ausencia, a pesar de los ladridos de los perros que, al parecer, eran habituales. Lo que sí que comentaron fue el hecho de que desde hacía muchos días no lo habían visto por la zona.