No hacen falta cifras. Lo ven cada día nada más salir de casa, en la plaza de su barrio o en el centro de la ciudad. En Castellón cada vez hay más terrazas. Se han apoderado de aceras y plazas como no se había visto antes. La combinación de sol, reactivación del consumo y eclosión del turismo ha sido decisiva para que la provincia marque un nuevo récord de terrazas. Ya no hay bar ni restaurante sin velador y en unos años los establecimientos con licencia para sacar mesas y sillas a la calle se ha disparado y sigue al alza. Porque lo llamativo es que pese a que la invasión empezó en enero del 2011, con la entrada en vigor de la ley antitabaco, cada año se va a más. Y el 2016 no ha sido muy diferente.

De entre todos los municipios, la capital se lleva la palma. Los últimos datos que maneja el Ayuntamiento de Castellón hablan de la existencia de 672 bares y restaurantes con licencia para sacar mesas y sillas a la calle. Además, desde el 1 de enero al 15 de julio de este año se han dado 40 nuevas autorizaciones, frente a las 50 de todo el año pasado.

Belén Serrano abrió su local de tapas en la capital el pasado mes de marzo y no concibe su negocio sin la terraza. «Es el espacio que primero se llena y más ahora, en verano», apunta la propietaria de Los Serrano, en la avenida Pérez Galdos de Castellón. Como ella, quienes se dedican a la restauración aseguran que en el velador está más del 60% del negocio y eso explica por qué la cifra de licencias no para de crecer. «Estos últimos años han sido muy duros y, para la mayoría, la terraza ha sido nuestra tabla de salvación», añade Ángel Galindo, propietario de una cafetería a pocos metros del estadio Castalia.

Pero la capital no es la única población de la provincia que vive una eclosión de locales con sillas y mesas en la calle. Al contrario. No hay ningún municipio de la provincia donde el fenómeno vaya a más. En Vila-real ya son más de 150 mientras que en Almassora la cifra asciende a 77, a las que hay que sumar las 15 que se están tramitando, según las cifras del Ayuntamiento. En Nules la evolución también es positiva, desde las 52 del 2015 a las 56 con las que acabó el 2016.

LA ECLOSIÓN DEL TURISMO // En Castellón, Nules o Almassora cada vez hay más locales con terraza y en los municipios turísticos la tendencia es la misma. Un ejemplo es Peñíscola. Los últimos datos que maneja el consistorio hablan de la existencia de 225 bares y restaurantes con autorización para tener mesas y sillas a la calle, un 4,1% más que el año pasado. «A esta cifra hay que añadir otros 225 comercios que cuentan con permiso para sacar sus productos a la vía pública», añaden desde el Ayuntamiento.

Para los ayuntamientos que una cafetería o un restaurante tenga mesas y sillas en la calle supone unos ingresos extra. Un par de datos basta para entenderlo. Por ese concepto Nules ingresó el año pasado 15.281 euros. Almassora, 33.771 (del 1 de enero a mitad de este mes de julio) y en Peñíscola la cifra durante el año pasado ascendió a 334.838 euros. «El número de negocios con autorización sí se ha incrementado, pero las cifras de recaudación han ido ligeramente a la baja, ya que el año pasado entró en vigor una nueva ordenanza que limitó el espacio que pueden ocupar las terrazas. Como ocupan menos, también pagan menos», explican en el consistorio.

En Castellón la recaudación también ha ido a menos. De los 271.130 euros del 2012 se ha pasado a 191.762. La razón hay que buscarla en la rebaja de hasta un 50% de las tasas que pagan los empresarios y que se empezó a aplicar durante el 2015.

Las terrazas son una fuente de ingresos pero, a menudo, también son un foco de problemas, sobre todo porque los vecinos protestan por el ruido que generan y el incumplimiento de los horarios de cierre.