Las calles de Vila-real se convirtieron ayer en un gran espacio de fiesta. Y es que, a las numerosas actividades que tienen como escenario a la ciudad en este fin de semana --jornada de puertas abiertas sobre seguridad y emergencias, mercado medieval o estreno de la ópera Bienaventurado Pascual-- se sumó el Carnestoltes impulsado por la Comissió de Penyes, que tiñó de color y estrafalarios disfraces las vías que transitó. Aunque en esta ocasión más que nunca lo importante es participar, los premios fueron para las peñas Casal i Punt (infantil), El Mosset (individual) y Engalac (grupal)

Como destacan desde la entidad que reúne a los peñistas, esta es una iniciativa abierta a toda la ciudadanía. De hecho, fueron cientas las personas que acudieron y que, sin estar vinculadas a este ente, disfrutaron del recorrido lúdico y la posterior fiesta.

De esta forma, vecinos de todas las edades y con todo tipo de indumentarias empezaron a concentrarse en la plaza Major desde las 18.30 horas. La música de charangas, batucadas y discomóvil sirvió para amenizar esta parte del evento, hasta poco después de las 20.00 horas. Y, como de costumbre, tampoco faltó el popular photocall, en el que los grupos de amigos y peñistas aprovecharon para inmortalizarse ataviados con sus variados disfraces.

Posteriormente, arrancó el pasacalle, amenizado por la música más festiva y que recorrió las calles Major Sant Jaume, Colom, Doctor Font, plaza de Sant Pasqual, Polo de Bernabé, Michalovce y avenida Grècia, donde acabó en el lugar en el que siguió la celebración hasta la madrugada.

Mientras, fueron muchos los que optaron por adquirir durante la semana los tíquets que puso a la venta la Comissió de Penyes y que, por el precio de 13 euros, incluyeron dos consumiciones --una a medio camino y otra para la cena--, además de un bocadillo, con los que los asistentes a este peculiar evento festivo recuperaron fuerzas para continuar moviendo el cuerpo a ritmo de la más intensa batucada y de la música de las charangas.