Poble de Vila-real, eixiu tots de casa, ompliu places i carrers». Esta fue una de las frases que al mediodía de ayer se escucharon alto y claro en el marco de la tradicional Crida a la Festa con la que se abren 10 días de celebraciones patronales en honor a la Mare de Déu de Gràcia.

En esta ocasión, la voz de la Crida la puso el profesor Joan Batalla, quien no dudó en brindar un particular homenaje a su hermano --el que fuera edil durante 18 años y paranyer toda su vida, Pasqual Batalla, que falleció el pasado 13 de junio-- que fue correspondido por los emotivos aplausos de autoridades y vecinos.

«Pasqual era un hombre de la fiesta desde siempre, muchos recordaréis los empedraos que hacía en la madrugada del sábado en su peña L’Embolic y que, actualmente, se han convertido en un acto más dentro del programa de fiestas; o el Concurs de Reclam Bucal, del que fue el alma y lo organizó durante años; y también impulsó la creación de la Colla Gegantera y la recuperación de los cuatro gegants presentes en esta Crida; Pasqualet, Marigracieta, Jaumet y Pinella», dijo en un discurso al que no faltaron, entre otros, el alcalde, José Benlloch; la reina de las fiestas, Verónica Fortuño, y las damas de su corte; así como el presidente de la Junta de Festes, José Pascual Colás.

Batalla también se refirió a sus vivencias con los festejos de la patrona y el protagonismo que toman en ellos de colectivos como los portadores de la imagen, los campaners, coeters, charangas, dolçainers y tabaleters o taurinos.

Tras la emotiva Crida, se lanzaron los masclets que anunciaron el arranque festivo y, posteriormente, se inauguraba el Recinte de la Marxa, que este año contará con una mayor vigilancia por parte de la Policía Local. La gran ausente fue la Fira de la Tapa, que la Comissió de Penyes ha decidido no instalar esta vez.