Juan Carlos Garrido aterrizó en Castalia en medio de un temporal de grandes dimensiones. En meteorología se habla de alerta amarilla, en fútbol la situación de club es ahora roja de emergencia máxima. Cano fue destituido con el equipo a un punto de la permanencia siendo el CD Castellón antepenúltimo. Cinco jornadas después, todo no sigue igual sino peor. El técnico valenciano es la gran esperanza para cambiar un estilo que era catalogado como muy preciosista y transformarlo en otro más competitivo. Se confiaba en su experiencia en el fútbol profesional y en su trayectoria en varios clubs de élite.

La victoria ante el Sporting supuso el avistamiento de brotes verdes de la esperanza. Luego se marchitaron y llegaron cuatro derrotas consecutivas, dos de ellas muy dolorosas ante el Fuenlabrada y Mirandés, juntos con las derrotas en Almería y Girona. Hoy el Castellón es último de la clasificación de Segunda A y cada vez son menos los rivales a los que puede dar alcance, estando la frontera de la permanencia a cuatro puntos. Y el sábado un partido más que decisivo ante la UD Las Palmas.

El reto que se marcó el propio técnico en su presentación fue sumar 30 puntos para lograr la permanencia en Segunda A. El Castellón solo ha sumado tres de los últimos 15, pero todavía quedan 16 jornadas para alcanzar esa hipotética barrera de los 49-50-51 puntos que podrían otorgar, a tenor de los números de otras temporadas, la permanencia. Para ello deberían ganar 9 de los 16 encuentros que restan.

LOS ERRORES EN LAS ÁREAS

Los principales retos de Garrido deben ser frenar esa debilidad que el equipo manifiesta en los dominios de las áreas propia y ajena. Es cierto que se han minimizado los errores, pero a los rivales les cuesta muy poco esfuerzo batir la portería albinegra. Y, por el contrario, la generación de juego de ataque sigue siendo bastante limitada.

Es lógico que cuando un técnico nuevo llega a la dirección de un equipo efectúe pruebas e introduzca sus ideas con cambios en el once. Garrido todavía se halla en esa fase de encontrar el mejor once que se acerque a su prototipo de juego. Después de otorgar continuidad al once en las dos primeras jornadas, luego ha ido introduciendo variaciones constantes en la búsqueda de un funcionamiento más equilibrado en ataque y defensa. La llegada de Krhin y Javi Moyano sin rodaje también ha sido un contratiempo más. Además, el anhelado refuerzo en ataque no aparece pese a los esfuerzos de la secretaría técnica, pero siempre es complicado buscar en el mercado de invierno, todavía con mayor complicación cuando éste ha cerrado y solo se puede incorporar jugadores sin equipo desde una fecha anterior a la conclusión del mismo, es decir antes del 1 de febrero.

UN HIBRIDO ENTRE EL 'TOQUE TOQUE DE CANO Y EL FÚTBOL DIRECTO

Otro de los retos del entrenador del Castellón es encontrar una identidad de juego. El equipo de Cano, con todos sus defectos y debilidades, la tenía. Una filosofía de pertenencia del balón con un juego de toque que acabó generando muchas pérdidas en el área propia, a la vez que pocas llegadas, pero que mantenía un equilibrio aunque no fuera productivo. Garrido ha intentado variarlo en aras a lograr un pragmatismo en forma de resultados y también amoldando a la calidad de la plantilla que tiene en sus manos. Pero se ha pasado de un extremo a otro. De tener demasiado el balón y una elaboración excesiva, a una idea en las antípodas de la anterior. Una presión excesivamente alta, que en caso de no estar bien organizada, deja excesivos espacios atrás. Un juego muy directo que también lleva consigo porcentajes bajos de posesión. Garrido se encuentra en el camino de encontrar un término medio.

El técnico tiene también ante sí el reto de lograr que sus jugadores asimilen sus conceptos después de dos años atendiendo a un ideario distinto como el de Cano.

Mientras, la esperanza se alimenta en los espacios de buen juego que ha dejado el Castellón en partidos como en Almería, Girona o ante el Sporting, puesto que ante el Mirandés y el Fuenlabrada, los rivales fueron sensiblemente mejores que el Castellón.

EL VAR, EL GRAN ENEMIGO DEL CD CASTELLÓN, DEBE FUNCIONAR

Por último, también se encuentra el VAR. El videoarbitraje no ha dado respiro al Castellón. Los errores en contra han restado muchos puntos, con fallos de bulto que no tienen una explicación lógica, tanto por la falta de criterio en su aplicación, como por la errónea interpretación de acciones que se estimaban como muy claras y cuya resolución acabó siendo perjudicial para el equipo albinegro.

La permanencia pasa porque Garrido encuentre la tecla adecuada, pero también porque los jugadores mejoren notablemente su rendimiento, tanto cuantitativo como cualitativo sobre el campo. 16 partidos para salir del descenso y conseguir que la afición albinegra pueda disfrutar con el CD Castellón en Segunda A cuando la pandemia del covid 19 concluya o, por lo menos, deje de ser una amenaza grave como es ahora.