El bar Las Planas es, sin duda, uno de los espacios más emblemáticos del Grau. Testigo directo de la evolución del distrito marítimo constituye también parte intrínseca del mismo, punto de encuentro de los vecinos y de visita obligatoria para los amantes de la gastronomía local con esencia mediterránea.

Fundado por Amadeo Guillamón y su esposa María hace más de 77 años, Las Planas guarda la esencia de lo auténtico. Actualmente es Montse Terrado, nuera de los fundadores, quien, con su hijo, Carlos Guillamón, regenta este bar familiar, cuya popularidad se mantiene intacta, gracias a la dedicación de tres generaciones y el buen hacer de Montse.

Estrecho vínculo con el Grau de Castelló

Nacida en la localidad turolense de Caminreal y trasladada a Castelló con solo un año, el vínculo de Montse Terrado con el Grau se estrechó tras su matrimonio con Vicente Guillamón, en los años 80, momento en el cual pasó a ser su hogar, la población en la que nacerían y crecerían sus hijos, y también su lugar de trabajo. Como ella misma explica: «La historia de Las Planas se fraguó en 1946. En aquel entonces mi suegro trabajaba en el Hotel Suizo de Castelló y mi suegra era carbonera. Juntos gestionaron el Casino Antiguo, pero en 1946 decidieron trasladarse al Grau y gestionar el bar Las Planas, que fundaron en 1947. En aquel tiempo era pensión y restaurante, y entre los comensales de la época figuran personajes como Antonio Machín, Ava Gardner y Luis Miguel Dominguín. En el local se respiraba un ambiente muy taurino, pues mi suegro Amadeo era un gran aficionado. Había música en directo y en la terraza de arriba se celebraban muchas bodas, sobre todo de gente del Grau. Con el paso de los años, decidieron limitar la actividad únicamente al bar», explica Montse.

El tiempo ha pasado irremediablemente, pero hay algo que ha permanecido tanto en la memoria de los clientes como en la carta de Las Planas, sus especialidades: la sepia y los mejillones. «Se hicieron muy famosos por la salsa que hacía la señora María. Tenía un toque especial que creo que he conseguido continuar», explica Montse. A ellos se han sumado deliciosos bocadillos «con nombre propio, como son el Bombero, el Farnós, el Dimoni, el Peña o el Estibador».

"El Grau para mí lo es todo", reconoce Montse, uno de los rostros más conocidos del distrito marítimo. GABRIEL UTIEL BLANCO

Montse Terrado es, actualmente, el alma mater de este emblemático espacio de carácter «familiar, de confianza, en el que ha habido ocasiones en las que se han llegado a encontrar tres generaciones de la misma familia. Es un bar de costumbres, de los de toda la vida y de conversaciones marineras, porque también es punto de encuentro para uno de nuestro público más fiel, la gente del puerto pesquero y comercial, la gente del mar», afirma.

El tándem Las Planas-Grau tiene hasta su propia banda sonora pues el maestro Gargori le compuso un pasodoble. «Cuando él era el director de la banda, siempre que pasaban por el bar, con motivo de alguna fiesta o acontecimiento, lo tocaba. Era muy emocionante y tenemos la partitura enmarcada en el local. Para nosotros es un orgullo», señala Montse.

Una vida entera

Y es que unión de Las Planas con el Grau es tan fuerte como la de Montse, porque, como asegura, «para mí lo es todo, porque he estado aquí toda mi vida. Siempre nos hemos implicado y participado en todo, especialmente en las fiestas, en las que mis hijos han pertenecido a la comisión y el pequeño, incluso, fue presidente infantil, y el fútbol. De hecho, Carlos ahora es el presidente del CF San Pedro. Mi vida está aquí, es el Grau y no lo cambiaría por nada», señala.

Las más de siete décadas de andadura del bar se solapan con los más de 40 años de Montse formando parte del mismo y todo este tiempo ha dado para mucho. El distrito marítimo ha experimentado un gran cambio que, sin olvidar su esencia pesquera, ha pasado por la modernización, la paulatina unión al casco urbano y la conversión en un barrio repleto de atractivo. Ahora, es una auténtica ventana al Mediterráneo, en la que ha jugado un papel clave «la apertura del puerto a la actividad social de los graueros, los castellonenses en general y los visitantes. Citas como los conciertos Al Port, que atraen a numeroso público, Escala a Castelló y las fiestas de Sant Pere han favorecido el nacimiento de nuevos comercios, algo que también es bueno», apunta Montse.

Y es cierto que hay un buen número de restaurantes, locales gastronómicos, bares y tascas, pero Las Planas, con Montse a la cabeza, atesora la esencia y el recuerdo de un distrito marítimo repleto de historia.