Ahora llegan las lágrimas. Una vez consumada la subida del precio del gas, llega la hora de las lamentaciones de la patronal azulejera, Ascer, con su presidente Fernando Diago al frente, del conseller de Empresa, Justo Nieto, o del presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps o incluso del ministro Montilla.

Para no llorar con el incremento registrado por el gas para su uso industrial que alcanzará un aumento del 18 por ciento en las tarifas, hay que trabajar a fondo desde todos los estamentos que intervienen en el proceso. Hay que establecer también estrategias, alianzas, no escatimar bajo ningún concepto en medidas políticas o económicas con el fin de prevenir o influir con peso en este tipo de actuaciones, las de un sector, el energético, tan básico para los costes de la industria azulejera, fundamentalmente en lo que respecta a la economía Castellonense.

Nadie hasta el momento, ni empresarios del sector azulejero, ni las administraciones públicas --Generalitat Valenciana, Ministerio de Industria...-- ni entidades bancarias autóctonas han adoptado medidas para prevenir lo que parecía ser con toda seguridad un hecho que acontecería en un corto espacio de tiempo. Y ahora vienen los lloros.