Hace un par de años, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa acertó al decir que internet estaba acabando con la gramática, de tal modo que se estaba viviendo una especie de barbarie sintáctica, y aseguró que los jóvenes que escriben de manera incorrecta, también piensan del mismo modo.

Y la verdad es que la mayoría no se preocupa de la ortografía, mas bien su único interés es que se les entienda. Así, se ha creado como una especie de lenguaje cibernético, difícil de entender por los más mayores. Cada vez leen menos, cambiando los libros por páginas en la red, de tal forma que ni siquiera leen cuando tienen que realizar algún trabajo. Se limitan a un copia-pega para no pararse ni a redactar con sus propias palabras. Ahora, la Consejería de Educación de Castilla y León, con el objetivo de lograr la excelencia en la expresión oral y escrita del alumnado, acaba de volver a incorporar explícitamente los dictados a la metodología de aprendizaje de la lengua escrita. Es cierto que el uso de los dictados para la mejora de la ortografía es un recurso antiguo, pero no por ello inútil. Con los avances de hoy en día sabemos que escribir a mano activa más áreas cerebrales que escribir en un teclado, pues el trazo escrito refuerza la memoria mecánica y visual. Es decir, frente a la síntesis y encriptado del Whatsapp, se prioriza la lengua oral y escrita como instrumento vehicular de aprendizaje en todas las áreas educacionales. Que cunda el ejemplo. H

*Psicólogo clínico