Hace un par de semanas aprobamos en el Congreso de los Diputados la nueva (y primera en nuestro país) Ley de Cambio Climático y Transición Energética. En un ambiente político como el actual, en el que parece que todo es enfrentamiento y división, es una buena noticia que la gran mayoría de fuerzas políticas hayamos entendido la importancia de una ley como esta para el futuro de nuestro planeta. Solo se opuso la ultraderecha haciendo gala de su negacionismo en contra de todas las evidencias que nos viene ofreciendo la ciencia.

Con esta nueva ley, se establecen las bases del futuro desarrollo de nuestro país, de nuestra economía, de nuestro modelo industrial, de nuestros medios de transporte, de nuestra relación con el medio natural en el que vivimos.

La realidad del cambio climático es innegable. La vemos cada vez que una DANA o una borrasca como Gloria o Filomena nos visita. La vemos cada vez que nuestras costas pierden más y más metros al mar. La vemos en las temperaturas medias mensuales que siguen aumentando.

Pero estamos a tiempo de frenar esta escalada. Y el mundo se está moviendo. En Estados Unidos, tras dejar el trumpismo atrás, han vuelto a los Acuerdos de París. China ha establecido compromisos de neutralidad de emisiones para 2060. La Unión Europea sigue liderando los esfuerzos con un objetivo de emisiones netas cero en 2050 y una reducción del 55% para 2030. Y España sigue avanzando en energías renovables, buscando liderar este movimiento porque es imprescindible, y porque puede suponer una nueva revolución industrial.

Esta nueva ley es, en definitiva, una ley ambiciosa que sienta las bases para un modelo de desarrollo sostenible, que nos hará mejores como país, y como personas, y hará que seamos capaces de dejar un mundo mejor que el que recibimos en su día.

Diputado PSOE por Castelló y vicesecretario la ejecutiva provincial