Unos 20.000 trabajadores y trabajadoras prestan su servicio laboral en las empresas citrícolas de nuestra provincia. Son los denominados collidors y dones dels magatzems. Su trabajo comienza normalmente a finales de septiembre y acaba sobre el mes de abril, de cada campaña naranjera.

El contrato laboral que impera mayoritariamente es el de fijo discontinuo, aunque la modalidad de contrato eventual también es bastante utilizada por las empresas. La diferencia entre un contrato y otro sustancialmente versa sobre que un trabajador fijo discontinuo tiene un contrato indefinido, y eso conlleva la obligación del empresario a llamarle al trabajo cuando empieza cada campaña, mientras que el trabajador eventual extingue su relación laboral con la empresa una vez finaliza su periodo de contratación. No obstante, estos trabajadores eventuales pueden convertirse en fijos discontinuos tras dos campañas de trabajo para la misma empresa.

Desde la UGT hemos denunciado reiteradamente el abuso de la contratación eventual por medio de las empresas de trabajo temporal, con la connivencia de las empresas usuarias, ya que en muchísimos casos este tipo de contratación no se hace de acuerdo con lo que la ley establece. No es posible que las empresas pretendan suplir lo que debieran ser trabajadores de la plantilla con trabajadores de ETT, que al final no se ocupan de hacer frente a ninguna eventualidad empresarial, sino que hacen normalmente trabajo ordinario y por lo tanto previsible de la empresa, por lo que deberían ser contratados directamente por las empresas y como fijos discontinuos. ¿Qué ocurre entonces? Ocurre que las empresas no quieren cargarse de mano de obra propia para que estos trabajadores no generen derechos posteriores.

Por ello han proliferado las ETT en los últimos años, porque a las empresas del sector les ha convenido aunque se hayan saltado la ley en innumerables ocasiones por no tener en cuenta el objeto de la contratación y adecuarla al tipo de contratación exigible.

Ademas, ha sido típico el hecho de que los trabajadores de las ETT reciban un menor salario por el mismo trabajo que realiza un fijo discontinuo, algo que es totalmente ilegal e indignante al mismo tiempo, pero ya se sabe, a menor estabilidad contractual, más abuso patronal.

Evidentemente no todas las empresas infringen la ley en estos temas. Las hay, y muchas, que cumplen. Otras evidentemente no, y con ello hacen competencia desleal a las primeras, porque a menor coste de mano de obra, mayor competitividad y mayores beneficios. Eso sí, a costa de vulnerar los derechos de los trabajadores, los cuales, y en la mayoría de ocasiones, no se atreven a denunciar, porque, si no, «mañana no vengas», que es lo que les dicen.

Afortunadamente, desde los sindicatos vemos un rayo de esperanza en que estas vulneraciones de los derechos de los trabajadores y trabajadoras vayan cada vez a menos en el sector citrícola, ya que desde la Administración central y autonómica observamos un mayor celo en las actuaciones inspectoras que se llevan a cabo en los últimos tiempos y aunque poco a poco, se van viendo resultados.

*Responsable del Sector Agrario UGT-PV FICA Comarques del Nord