Y de nuevo, con todos ustedes… la educación. La eterna arma arrojadiza del bipartidismo vuelve en todo su esplendor para demostrar que nada cambia y que Spain sigue siendo different. Una vez más la polémica regresa a uno de los pilares que, junto a la sanidad, menos debería pisar la arena política. Sin embargo, PP y PSOE vuelven a desempolvar la artillería pesada tras ocho contrarreformas educativas y entierran cualquier esperanza de consenso. Algo que, para ser justos, se han ganado a pulso los socialistas con un nuevo despropósito que es más propio del esperpento de Valle-Inclán que del realismo de Camilo José Cela. Que no Celaá. Pero empecemos por el principio.

Lo primero, el diagnóstico de la situación. España es el país con la tasa de fracaso escolar más alta de Europa, otra medalla de oro para Pedro Sánchez, y lo es por este tipo de vaivenes en la legislación. Volantazos a capricho del ministro de turno que lo único que provocan es caos y unas consecuencias desastrosas en el futuro de nuestros hijos.

Lo segundo, tarde y mal. Los padres no podemos enterarnos en agosto y por la prensa de los nuevos contenidos que van a estudiar nuestros hijos. No es de recibo, no del de la luz, sino del que se expide cuando algo no es normal. Desde Cs apoyamos a la comunidad docente y a las familias en su denuncia de la clarísima bajada de nivel y calidad educativa que va a suponer la ley Celaá, eliminando contenidos fundamentales en Primaria, como los números romanos o la regla de tres, para sustituirlos por ideología. ¿Nos hemos vuelto locos?

Lo tercero, parece una broma de mal gusto. Y es que los planteamientos de Educación que ya hemos podido conocer pretenden impregnar de un barniz de género a la totalidad de las asignaturas. Sí, tal como suena, rozando el delirio. ¿Las matemáticas son una enseñanza en la que hace falta esa orientación? ¿Los números primos segregan a las raíces cuadradas o a las divisiones y merecen ser expulsados por ello de la tabla numérica? ¿Hace falta una orden de alejamiento de los coeficientes para que dejen de acosar a las sumas y las restas? Esto es desde luego una obra maestra. Del disparate.

Por si fuese poco, la ley Celaá se niega a cumplir las sentencias que obligan a impartir un mínimo de horas en español en las aulas de Cataluña. Para eso no hay igualdad. Ni de género ni de nada, no sea que enfademos a los indultados, indultadas e indultades. En Cs hemos pedido por activa y por pasiva Pacto por la Educación para mejorar el nivel y garantizar la igualdad.

Y lo seguiremos haciendo. Porque buena parte de los problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad nacen en las aulas españolas, por algo será...

En 1977, el Senado debatía el proyecto de Constitución remitido por el Congreso y el senador Camilo José Cela se durmió en plena deliberación. El presidente Antonio Fontán le llamó la atención y le recriminó por estar dormido. Una vez restaurada su consciencia, Cela asegura que no, que está durmiendo, pero no dormido. Fontán le replicó: ¿Y no es lo mismo?. Y el gallego zanjó: «Pues, no. Como no es igual estar jodido que estar jodiendo». Respuesta de futuro Premio Nobel de Literatura. De esos que aún se estudian en las aulas.

Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y teniente alcaldesa de Benicàssim