COSAS MÍAS

Tiempos 'Ye-Yés'

Antonio Gascó

Antonio Gascó

A lo largo de la década de los 60 la sociedad cambiaba y es que la situación mundial entraba en una fase A de expansión, lo que facilitó el crecimiento de la industria y los servicios en la nación y, por supuesto, en nuestras tierras. De hecho, en Castellón capital, hacia 1965, dos tercios de los hogares tenían televisión y un cuarto tenía coche. La sociedad de consumo favoreció la movilidad y el acceso a la información, lo que se notó en la pérdida de influencia de la doctrina católica en la sociedad, en los nuevos hábitos de relación social y sexual y en la influencia de las modas y costumbres de otros países. 

En efecto, los largos años 60, en la terminología de Hobsbawm (que abarcaron la década siguiente) dejaron atrás el tiempo de bolero, propio de la posguerra, para cautivar a los adolescentes a ritmo de rock. El fenómeno de los Beatles tuvo su reflejo en nuestro país, haciendo nacer un importante número de conjuntos nacionales a cuyo reflejo germinaron los locales Spaniels, Los D2, Los Welters, Los Átomos, y luego, en los setenta, Los Auténticos; Ramón Godes y Carlos Vargas…. que dieron ambiente a la incipiente movida local, combinada por los guateques que, de inmediato, dejando atrás las salas de fiestas con orquestinas, dieron paso a las discotecas, cuanto más oscuras mejor, excepto cuando la comisaría de policía lanzaba una inspección en que se iluminaban, con meridiana claridad, para evitar efusiones pasionales en las parejas. 

Régimen

Y es que aún quedaba en el régimen, mucho de la inquisición moral de los inicios, como reflejaba aquella canción del grupo catalán Els Sapastres: En los rincones oscuros / un guardia municipal / vigila que las parejas / no falten a la moral.

Fue el periodo de los yeyés: ellas europeizaron las piernas con sus minifaldas (tema muy repetido en las canciones de la época) y ellos tuvieron que adelgazar para embutirse camisas ceñidas y pantalones de campana. Los padres, mientras tanto, abominaban de aquella modernidad libertaria. Pero, al final, la aceptaron. ¡Vaya si la aceptaron!

Cronista oficial de Castelló

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