COSAS MÍAS

Moriscos fuera

Antonio Gascó

Antonio Gascó

Mal lo pasaron los habitantes moriscos de Castelló en el siglo XVI. Desde la cristianización forzosa de 1525, sus nombres propios se cristianizaron, y su mezquita del carrer Nou se derribó, levantándose sobre su superficie en 1608 la iglesia de San Nicolás, cuya adjudicación tomó el nombre de la parroquia en la que estaba ubicada. Aunque, velis nolis se habían bautizado, sus identidades estaban plenamente definidas y, por tanto, establecer su individualización con vistas a expulsarlos, no fue tarea difícil. Además, el poder de la iglesia en ese tiempo era omnímodo.

Plan furtivo

Sobre los que quedaron, sabemos que algunos huyeron, en plan furtivo, hacia las montañas del interior. Unos pocos menores de 7 años (tal como especificaba la norma de expulsión) permanecieron tutelados por cristianos, y algún que otro joven, con edad por debajo de los 20 años, también aparece en la documentación. En el caso castellonense encontramos siete niños moriscos de 7 a 12 años bautizados en 1610, que aparecen insertos en el mundo cristiano como sirvientes y que ya formaron parte, a perpetuidad, de la sociedad local.

Acudiendo a la globalidad de las cifras, cabrá decir que la totalidad de la población valenciana, en el inicio del siglo XVII, era de unas 450.000 almas, con lo que los 150.000 moriscos exiliados suponen una cifra bastante superior al 30%. Ello significó la pérdida de un porcentaje de hábitat muy considerable, sobre todo teniendo en cuenta que su actividad estuvo, en gran medida, dedicada a las labores campesinas. Ello supuso un quebranto en la agricultura, pero… «con la iglesia hemos topado, amigo Sancho».

Cronista oficial de Castelló

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