Las altas temperaturas también afectan a los perros, que pueden sufrir alteraciones de su temperatura corporal, provocando golpes de calor con consecuencias irreversibles en uno de cada tres casos. Un golpe de calor se produce cuando la temperatura del animal aumenta por encima de los 40°C. «Ello puede suceder tras una exposición prolongada a altas temperaturas o al realizar ejercicio físico intenso. Si no se actúa rápido, el perro puede sufrir consecuencias irreversibles, fallo multiorgánico e incluso la muerte», apunta Carla Llansola, veterinaria y gerente de la clínica Vetsalud (Borriol).

Para saber si un perro está sufriendo un golpe de calor hay que tener en cuenta distintos síntomas que se pueden apreciar a simple vista: jadeo más constante y rápido de lo normal, aumento de la salivación, respiración rápida y en algunos casos nerviosismo, temblores, debilidad muscular y pérdida del equilibrio, vómitos, palidez de mucosas o incluso coloración azulada o amoratada. «En el momento en que detectemos algún síntoma hay que acudir de inmediato al veterinario y en ningún caso refrescar al animal con agua helada o de golpe», explica.

Para refrescar al perro primero hay que ubicarle en una zona con sombra e hidratarlo con agua templada o fresquita, poco a poco, e intentar darle pequeños sorbos. Para esquivar esta situación, la responsable de la clínica veterinaria recomienda evitar las horas con temperaturas más elevadas y, por supuesto, «no podemos dejar bajo ningún concepto a nuestro perro dentro del coche en verano, sin ventilación, aire acondicionado, ni agua a su disposición».

Por otro lado, durante el verano, los parásitos e insectos que más deben de preocupar por la salud e higiene de los perros son garrapatas, pulgas y mosquitos, transmisores de leishmaniosis y la dirofilariosis. «Son parásitos transmisores de muchas enfermedades y es por ello por lo que se deben usar productos repelentes y antiparasitarios, siendo un veterinario quien mejor pueda aconsejarte y prescribirte lo que más se adecúa las necesidades y hábitos de tu mascota. Aparte de los collares protectores, productos de uso tópico y oral, existen vacunas anuales contra la leishmaniosis y la dirofilariosis que protegen de enfermar gravemente», dice.

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