Dulces y sanadoras: las mandarinas plantan cara a estas enfermedades
El consumo frecuente de mandarinas ayuda a combatir algunas conocidas dolencias
A. Niego
Las mandarinas apetecen siempre por su dulzura y frescura. El perfil del consumidor de esta fruta es muy amplio, desde niños a adultos, y como para llevársela a la boca no cuesta nada pelarla, se ha ganado un puesto fijo en los hogares y en las mochilas. Todas estas cualidades son bien conocidas, pero no son las únicas. Tiene otras ventajas, que no se ven pese a ser muy beneficiosas para la salud.
Hablamos de una fruta a la que voces expertas en la materia otorgan potentes virtudes frente a ciertas enfermedades. Si no curar, sí se puede fortalecer la salud a base del consumo constante de mandarinas.
La diabetes tipo 2 o el riesgo cardiovascular figuran entre los problemas médicos que nos ayudan a combatir estos pequeños cítricos. Activo reforzador inmunológico, con las mandarinas la naturaleza se presenta de nuevo más que como motor generador de placer gastronómico, un camino hacia una vida saludable y equilibrada.
Diabetes tipo 2
De las últimas investigaciones realizadas, una de las más intrigantes procede de Canadá. Científicos de la Universidad de Western Ontario han localizado un compuesto clave en las mandarinas: la nobiletina. Presente en altas concentraciones de esta fruta, la nobiletina es un flavonoide capaz de prevenir la obesidad y ofrecer una protección contra la diabetis tipo 2.
Además de ofrecer un toque distintivo al sabor de las mandarinas, el que hace tan atractiva su estética, la nobiletina interviene, según dicho estudio, en un formidable defensor natural contra una enfermedad que padecen millones de personas en todo el mundo.
Riesgo cardiovascular
De la nobiletina a la hesperidina. La riqueza en potasio de las mandarinas las convierte en aliadas esenciales para la salud cardiovascular. El potasio, actuando como un diurético natural, ayuda a mantener el equilibrio hídrico y la transmisión de los impulsos nerviosos.
Por otro lado, la hesperidina protege las paredes de los vasos sanguíneos, y la pectina contribuye a reducir los niveles de colesterol perjudicial (LDL). Al integrar mandarinas en nuestra dieta diaria, podemos fortalecer nuestro sistema cardiovascular y disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas.
Enfermedades infecciosas y refuerzo inmunológico
La vitamina C, un componente clave en las mandarinas, no solo brinda un impulso necesario a nuestro sistema inmunológico, sino que también ayuda en la prevención de enfermedades infecciosas. La medicina tradicional china ya consideraba a la mandarina como esencial para conservar la salud, y hoy, la ciencia respalda esta noción.
Tomar alrededor de cuatro mandarinas al día se ha convertido en un complemento antioxidante eficaz, proporcionando una dosis concentrada de vitamina C que puede ayudar a prevenir gripes y resfriados.
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