Los policías que estuvieron con la parricida inglesa después de que presuntamente matase a sus dos hijos pequeños en un hotel de Lloret de Mar (Girona) en el 2010 aseguraron durante el juicio que estuvo “muy tranquila y calmada” en todo momento, y se limitó a obedecerles. “Me impresionó la frialdad, la tranquilidad pasmosa con la que actuaba después de lo sucedido”, declaró un cabo de los Mossos d’Esquadra durante la sesión de ayer en la Audiencia de Girona.

Y es que todos los testigos, tanto las empleadas del hotel como policías locales y mossos, lo corroboraron: Lianne Angela S. estuvo tranquila, serena, no lloró ni gritó, se mostró cabizbaja y actuaba “como si no pasara nada y todo aquello no fuera con ella”. Incluso explicaron que, mientras la custodiaban, estuvo acicalándose el pelo e intentando colocarse un pañuelo. H