Confirmada la muerte por causas naturales de Antonio G.L, el líder de la secta sexual de Vistabella que permanecía ingresado en prisión provisional desde su detención tras la operación policial que desarticuló la masía de La Chaparra.

Mediterráneo ha avanzado este lunes en exclusiva la defunción del principal investigado en la presunta trama de abusos sexuales --a menores y a adultos-- en el marco de una organización que habría operado durante tres décadas aproximadamente.

Según ha podido saber este diario, fue el domingo a las 8.00 horas cuando los funcionarios de la cárcel de Castelló, en el cambio de turno, descubrieron el cuerpo sin vida de Antonio G.L., de 64 años. El mismo no tenía ningún signo de violencia y, dada la delicada salud del líder de la secta, todo apuntó desde el principio a una muerte natural. Fuentes del centro insisten en que el sujeto tenía "muchos achaques", además de los problemas de movilidad reducida que presentaba.

La Policía Nacional desmanteló el pasado mes de marzo la llamada por los investigadores secta destructiva, que durante años habría estado sometiendo a sus adeptos a todo tipo de aberraciones sexuales, cometidas tanto sobre adultos como sobre menores y haciéndose con un patrimonio que los investigadores aún están en proceso de cuantificar.

La investigación comenzó hace casi un año y ha estado dirigida por el grupo de sectas de la Comisaría General de Información y la unidad central de atención a la familia y a la mujer (Ucfam) de la Comisaría General de Policía Judicial, con el apoyo de la Brigada de Información y de la de Policía Judicial de la comisaría de Castelló, tras recibir una denuncia que hablaba de una secta destructiva asentada en una masía de Vistabella del Maestrat, en el Alcalatén, en la que se estarían realizando prácticas sexuales con menores y sometiendo a violaciones a los adultos a los que iban captando.

Tras reunir todas las evidencias contra el líder y sus acólitos, los investigadores decidieron intervenir para detenerlos y liberar a sus víctimas, que hasta el momento son doce, aunque la Policía sospecha que los captores llevan años ejerciendo, por lo que creen que podría haber muchas más personas afectadas.