Asesinatos y una misteriosa cinta de 18 milímetros: la historia de Joaquín Ferrándiz (segunda parte, 1989-1998)

Aquí puedes leer la primera parte de la biografía del asesino en serie de Castellón

Joaquín Ferrándiz y sus cinco víctimas.

Joaquín Ferrándiz y sus cinco víctimas. / Mediterráneo

Esta es la segunda parte de la biografía de Joaquín Ferrándiz, que el próximo mes de julio saldrá de la cárcel de Herrera de la Mancha. En el siguiente enlace puedes leer la primera:

Ximo estaba en prisión por una violación que había cometido en 1989. El equipo encargado de su seguimiento en Castellón I elabora un informe en el que habla de un interno que no crea problemas y que incluso realiza el acceso a la universidad para mayores de 25 años. En enero del 95 ya obtuvo el tercer grado, comenzó a trabajar en una empresa y en abril le conceden la libertad condicional.

Un error del sistema

Es en su entorno laboral donde muestra su mejor cara: cumplidor, servicial y muy educado. Entre sus compañeros y amigos cunde la idea de que el ingreso en la cárcel fue más un error del sistema que del encantador Ximo. Sigue frecuentando pubs como Dulce Pecado o Comics, y también frecuenta, a veces acompañado, zonas de prostitución.

Llega el verano y Joaquín traslada la fiesta de Castelló a Benicàssim. Va mucho a los locales de la plaza de los Dolores y a discotecas, como por ejemplo Jardines. Allí acudió en la noche del uno al dos de julio de 1995. También lo hizo la profesora de inglés Sonia Rubio, que desapareció cuando se dirigía a domicilio. Tenía 25 años y estaba recién llegada de Londres.

Cartel de búsqueda de Sonia Rubio.

Cartel de búsqueda de Sonia Rubio. / Mediterráneo

Su cadáver fue hallado en noviembre, en una zona de arbustos cerca de Platgetes. Cubriendo su boca había una cinta adhesiva de 18 milímetros, una medida extraña en España.

Imagen del funeral de Sonia Rubio.

Imagen del funeral de Sonia Rubio.

Los asesinatos de Vora Riu

En los meses anteriores al descubrimiento del cuerpo de la joven se produjo una gran movilización ciudadana en solidaridad con su familia. Menos ruido hubo con dos desapariciones que se produjeron poco antes. En mayo lo hace Natalia Archelós, en junio Francisca Salas. Ambas eran prostitutas que se situaban en la zona de Vora Riu, entre Almassora y Vila-real. En agosto, ya después de que lo hiciera Sonia Rubio, otra trabajadora sexual, Mercedes Vélez, también desaparece. En el espacio de solo cuatro meses, JFV mató a cuatro mujeres.

Cronología de los asesinatos y los ataques de Joaquín Ferrándiz.

Cronología de los asesinatos y los ataques de Joaquín Ferrándiz. / Mediterráneo

Pero la vida sigue para Ximo. En 1996 consigue trabajo en la empresa de seguros Winterthur e incluso inicia una relación sentimental. Todo correcto. Pero cuando sale de fiesta deja escapar al monstruo y cuando sus amigos deciden, ya de madrugada, que ya es hora de volver a casa, él dice que se queda a tomarse la última copa. Está solo durante horas, bebiendo Cutty Sark con naranja y mirando a mujeres, sin hablar con nadie. Ese año, en septiembre, asesina a Amelia Sandra García Costa, abandonando su cadáver en una balsa del término municipal de Onda.

En su realidad paralela, en la que es un joven completamente normal, decide romper con su pareja e iniciar un romance con una chica a la que conoció, cómo no, en una discoteca.

Entre enero y febrero de ese año se habían hallado los cuerpos de Natalia, Mercedes y Paqui. Un error en la investigación llevó posteriormente a la cárcel al camionero Claudio Alba como responsable de estas tres muertes.

No es hasta febrero de 1997 cuando aparece el cadáver de Amelia.

Denuncia clave

Justo un año después del descubrimiento de este cuerpo, una joven presenta una denuncia por agresión contra Ferrándiz, en lo que significó el principio del final para él. La víctima se escapó porque unos vecinos, alertados por sus gritos, lograron evitar que el hombre la metiera en su coche tras golpearla y dejarla inconsciente. Comparece ante el juez, que solo le impone la obligación de acudir al juzgado a firmar cuatro veces al mes. Seguía saliendo y seguía quedándose solo cuando todos sus amigos se habían ido, pero no sabía que ya estaba siendo vigilado por la Guardia Civil.

Una imagen de Ximo antes de su arresto.

Una imagen de Ximo antes de su arresto. / Mediterráneo

El 12 de julio de 1998, los agentes vieron cómo a altas horas de la noche Ferrándiz desinflaba la rueda del vehículo de una joven, estacionado en el parking de un local de ocio de Benicàssim. Cuando cogió el coche la que, probablemente, hubiera sido su sexta víctima mortal, sucedió lo que él quería: tuvo un accidente. La mujer salió despedida del coche y quedó inconsciente. JFV, que iba detrás de ella, la recogió, pero la presencia de más personas en el lugar del siniestro hizo que desistiera de agredirla y la llevó al Hospital General de Castelló.

Ahí acaba todo para él. A finales de ese mes la Audiencia Provincial decreta su prisión provisional por un delito contra la libertad sexual, cometido sobre la joven que le denunció. El 1 de septiembre, el juez autoriza el registro de su domicilio de la calle Godofredo Buenosaires. Allí encuentran una cinta adhesiva con una medida de 18 milímetros –que se cree que trajo su padre de uno de sus viajes—que le implicaba en el asesinato de Sonia Rubio, al margen de otros objetos como el tapón de la rueda que manipuló ese verano.

Ferrándiz, en un momento posterior a su detención.

Ferrándiz, en un momento posterior a su detención. / Mediterráneo

Procesado por la detención ilegal, agresión sexual y asesinato de Rubio, y por los mismos delitos en grado de tentativa sobre la joven de Benicàssim, Ferrándiz acaba reconociéndolo todo. En el año 2000 fue condenado por estos hechos a 69 años de cárcel, de los que habrá cumplido 25.