La mujer sufrió un desgarro

Un repartidor de supermercado irá 7 años a prisión por violar a una anciana de 86 en Benicàssim

La víctima, una turista alemana, pidió la compra a domicilio y él la forzó durante la entrega y huyó

Imagen del procesado, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial el pasado mes de diciembre.

Imagen del procesado, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial el pasado mes de diciembre. / TONI LOSAS

El repartidor de un supermercado de Benicàssim acusado de agredir sexualmente a una octogenaria durante una entrega en agosto del año 2022 ha sido condenado por la Audiencia Provincial de Castellón. El hombre, de 36 años y de origen colombiano, ha sido sentenciado a siete años de prisión y otros siete posteriores de libertad vigilada por forzar a la anciana, que entonces tenía 86 años, durante el reparto de su compra a domicilio. La víctima es una mujer alemana que pasaba sus vacaciones en un apartamento alquilado y, por tanto, se encontraba especialmente sola y desamparada.

De hecho, tras el suceso, la víctima llamó a su casero para pedir ayuda y fue este, al percatarse de la gravedad de los hechos, quien decidió acompañarla al cuartel de la Guardia Civil para denunciar.

El hombre deberá pagar una indemnización de 3.000 euros a la afectada por daños morales y deberá hacer frente también al pago de las costas procesales.

Dijo que era fisioterapeuta y quiso darle un masaje

La sentencia declara probado que el ya condenado accedió a la casa, sin el permiso de la moradora, cuando fue a descargar la compra. Dejó las bolsas en la cocina y le dijo a la mujer que tenía la espalda «muy curvada» y que él era fisioterapeuta y le podía dar un masaje. Cogió de inmediato una silla, la puso frente a él e hizo que la mujer se sentara. El repartidor, que entonces tenía 34 años --52 menos que la víctima--, empezó a masajearla y ella le pidió que parara y le dio diez euros para que se fuera. Sin embargo, el hombre «aprovechándose de su superioridad física y con ánimo libidionoso» la empujó sobre el sofá y empezó a hacerle tocamientos en el pecho y los genitales, quitándole a la anciana la ropa interior.

El agresor sexual se sentó en una silla, intentó penetrar a la mujer sin éxito --aunque sí lo hizo con los dedos, hechos que se considera penetración igualmente a nivel penal--, y le pidió que lo masturbara. Cuando hubo acabado, el hombre huyó de la casa, quedando la anciana en estado en shock.

A consecuencia de estos hechos, la afectada sufrió un desgarro vaginal, «compatible con introducción forzada de los dedos» según los forenses.

En el informe pericial practicado por los servicios de criminalística de la Guardia Civil se encontró perfil genético (un patrón de fragmentos cortos de ADN ordenados de acuerdo a su tamaño que son característicos de cada individuo) del procesado.

«Intenté luchar contra él"

La víctima declaró durante el juicio celebrado el pasado mes de diciembre y lo hizo por videoconferencia desde Alemania, país donde reside. Cuando sucedieron los hechos ella estaba veraneando en Benicàssim y recordó que pidió la entrega de su compra en la vivienda. «Vio que estaba la cocina abierta y se metió en casa a dejarme las bolsas, aunque yo le dije que las dejara en la puerta», comenzó a contar la mujer. «De repente, me cogió por un brazo, me tiró de boca contra el sofá y, con una rapidez increíble me quitó las bragas, sujetándome las manos. Recuerdo que yo rezaba y lucha contra él», afirmó la anciana.

Por su parte, el hombre negó los hechos y no pudo dar explicación alguna a la motivación de la denuncia. Aunque la fiscal le recordó que había aparecido material genético suyo en una silla, él sostuvo que «ese día estaba muy sudado» y se apoyó allí, limpiándose con una servilleta. La representante del Ministerio Fiscal cuestionó que el acusado nunca antes hubiera dado esta versión.

La sentencia condenatoria ha sido recurrida ante el TSJCV.

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