La última gran actuación respecto al patrimonio en Vila-real ha sido la que ha permitido que dos edificios centenarios y céntricos, el Gran Casino y el Teatro Tagoba, hayan vuelto a abrir sus puertas tras años cerrados al público. Y su reapertura se ha producido tras una fuerte intervención para devolverles su esplendor. Dos proyectos de rehabilitación que ha supuesto una inversión total de 1,4 millones de euros, subvencionados por la Generalitat Valenciana a través del Programa Operativo Feder de la Unión Europea. Aunque estos inmuebles, con conexión interior, lucen una imagen más moderna y útil a las necesidades actuales, los encargados del acondicionamiento han mantenido la esencia y muchos de los elementos originales que encontraron.

El alcalde de Vila-real, José Benlloch, siempre se ha mostrado orgulloso de poder recuperar esta construcción de 1910, situado en la calle Major, «para incorporarlo al patrimonio municipal y que sea de todas y todos los vila-realenses y quede para las futuras generaciones». «Habría sido una irresponsabilidad por parte del Ayuntamiento permitir que este edificio, que en su día fue un club social en el que nacieron algunos de los proyectos más importantes que han hecho de Vila-real una ciudad líder, competitiva y grande, se hubiera deteriorado y hubiera acabado cayendo», ha valorado el edil para añadir que «con este proyecto, Vila-real gana una oportunidad de presente y de futuro».

Actualmente, el Gran Casino se utiliza para ceremonias civiles y eventos institucionales aunque también ha albergado exposiciones. Por su parte, la Tagoba, con capacidad para unas 180 personas, se espera que pueda integrarse en la red de teatros de la Generalitat.

Pero en el núcleo urbano destacan otros edificios emblemáticos como la Casa dels Mundina, el antiguo Casino Carlista o el salón de la Comunitat de Regants que se está sometiendo, entre otros con la ayuda del Ayuntamiento de Vila-real, a unas mejoras de accesibilidad y a una importante intervención para salvaguardar las pinturas de Joan Bosch.

Durante los últimos años, y gracias fundamentalmente a Test --muestra de arte emergente--, Vila-real ha sumado diferentes actuaciones urbanas de street art a cargo de artistas de reconocido prestigio internacional como la de Escif en la calle Mestre Goterris, el de Hyuro en una fachada encarada a la calle Cardenal Tarancón o la representación de una imagen de una família vila-realense acuñada por Mohamed L’Ghacham y visible desde la calle Jaume Roig.

Pero el consistorio también ha impulsado estos últimos años un plan de embellecimiento de espacios públicos con diferentes intervenciones pictóricas y escultóricas. Así, por ejemplo, se retornó el rey Jaume I a la plaza Major con una réplica en bronce, «aprovechando una copia que el escultor Llorens Poy tenía en su taller y que antes de morir pidió que se instalara en la plaza», indican desde el consistorio. También en una pared entre las calles Nules y Pare Fortunyo se homenajeó al humorista Quique Arenós con uno de sus dibujos.

Más recientemente destaca la alegoría, obra de Anna Dobón, Cuida el riu, el Millars està viu sobre el río y su ecosistema en el cruce entre la calle Encarnació y el camino Vell Castelló-Onda. Y gracias a la Fundación Hortensia Herrero y Mercadona, el exterior del Estadio de la Cerámica acoge temporalmente dos obras de Jaume Plensa.

‘PATRIARCADO’ DE HYURO. En el ‘top ten’ del ‘street art’del 2018.

El Termet, un refugio de naturaleza y espiritualidad

El principal patrimonio natural lo conforma el Termet de la Mare de Déu de Gràcia, que toma el nombre de la ermita dedicada a la patrona. Pulmón verde de Vila-real, es punto de encuentro de la vecindad, en particular en pascua o en verano aunque a diario es usado por personas para la práctica deportiva. En este entorno, a orillas del Millars, se encuentran la piscina de verano, un antiguo molino, el azud y otras estancias como las caballerizas o el Museu Etnològic

El trazado del cauce delimita el espacio natural.

Además, es un lugar muy destacado por cuanto se encuentra allí la casa de la Mare de Déu de Gràcia. Una ermita, cuyos orígenes se remontan al año 1577, de estilo barroco, con nave rectangular y bóveda de crucería. Desde 1633, en su altar principal se venera la imagen de la patrona. El oratorio anexo, conocido como la coveta, guarda además una fiel reproducción de la imagen original de la Virgen del siglo XIV. Un rincón, este de la coveta, que recuperó hace casi una década el buen estado de sus pinturas murales gracias a la inversión del Ayuntamiento en colaboración de la Fundació Caixa Rural Vila-real y el Instituto Valenciano de Conservación y Restauració. Muy característico de este entorno, más allá de su escalinata, es la fuente del Pastoret, que ocupa el centro de la plaza que da acceso al ermitorio y el Museu Etnològic.

Un pastoret centenario, obra del escultor José Ortells, Hijo Predilecto de la ciudad, representa la figura del pastorcillo que, según la leyenda, encontró la imagen de la Virgen de Gracia, dos veces consecutivas y de manera milagrosa, en una de las cuevas naturales de la cantera del Mijares. De esta forma, el hallazgo llevó a construir en el lugar el santuario a la patrona.