La Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio ha sacado a licitación la redacción del proyecto de construcción de la ronda suroeste de Vila-real, con un presupuesto base de 169.000 euros. Según ha podido conocer Mediterráneo, el contrato saldrá publicado en pocos días en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV), y el ejecutivo autonómico calcula que a mediados de septiembre se adjudicará a la mejor oferta.

Aunque fuentes autonómicas indicaron que todavía no hay fecha para el inicio de las obras, se trata del primer paso para hacer realidad un proyecto que se remonta al año 1993, y que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se comprometió a desbloquear tras su toma de posesión.

El nuevo vial tendrá cuatro kilómetros de longitud y constará de un carril para cada sentido de circulación, con amplios márgenes para la ubicación de aceras. Comenzará en la CV-20 y, por detrás de la Ciudad Deportiva del Villarreal CF, conectará con la N-340.

Según consta en la descripción del proyecto, todas las intersecciones, tanto con las carreteras principales como con los caminos rurales, se salvarán con pasos a nivel, con el objetivo de no dificultar el tráfico local. Además, según Conselleria, “su diseño se realizará de tal modo que sea compatible con el futuro desdoblamiento de la ronda”. De esta forma, el ejecutivo autonómico no descarta una futura ampliación a cuatro carriles para dar una mejor respuesta al intenso tráfico pesado que, prevén, albergará este futuro vial.

El plan proyecta, entre la ronda y el casco urbano, la creación de un corredor verde que incluirá un carril bici y una zona arbolada para facilitar el esparcimiento de los vecinos, que son los que durante años han sufrido el paso de los camiones en esta zona.

Otro compromiso del Consell es que la ronda dispondrá de caminos de servicio en los tramos en los que sea necesario, para entrar a las propiedades colindantes, en su mayoría campos de naranjos.

REIVINDICACIÓN // El proyecto es una larga reivindicación local. El alcalde, José Benlloch, la reclama desde hace cinco años, puesto que Vila-real adelantó los 4,6 millones de euros de las expropiaciones. Este año, ya con Puig como president, amenazó con llevar a los tribunales al Consell si la obra no comenzaba en el 2017. H