El colegio público José Soriano, inaugurado en el 2011 y construido a base de paneles prefabricados, ha vuelto a ser uno de los recintos afectados por las intensas lluvias que han caído en las últimas horas sobre Vila-real. El problema estriba, de nuevo, en los defectos constructivos, especialmente en lo relativo al acabado de la cubierta del centro educativo.

El alcalde, José Benlloch, ha acompañado a la directora del colegio, Carmina Pitarch, junto a personal del departamento de Servicios Públicos, en las tareas de reparación provisional del techo y de limpieza del edificio, en el que se han producido filtraciones y goteras por las deficiencias en la construcción de la cubierta. De esta manera, los escolares podrán volver a las aulas el próximo lunes.

Al respecto, Benlloch asegura que "es una vergüenza que un edificio que costó cerca de cinco millones de euros, construido hace solo unos años, en el 2011, por el Partido Popular en la Generalitat, presente estas graves deficiencias estructurales que pueden suponer un riesgo incluso para los alumnos cuando se producen lluvias torrenciales como las que hemos vivido".

De hecho, el munícipe vila-realense tiene prevista la próxima semana una reunión con el secretario autonómico de Educación, Miquel Soler, para abordar cuestiones educativas. "Entre ellas, el techo del José Soriano, incluido en el plan Edificant, absolutamente prioritario porque se trata de una tema de seguridad", puntualiza.

El alcalde también ha estado visitando con su homólogo de Betxí, Alfred Remolar, la zona rural limítrofe entre ambos municipios, a la altura del barranco de Esparcers, una de las áreas más afectadas por las lluvias. “La colaboración entre ambos municipios ha sido siempre excelente y también lo es ahora”, señala.

En cuando al dispositivo especial de emergencia, se ha saldado sin incidencias graves. “Queda claro que cuando se actúa con previsión todo sale mejor y, en este caso, hemos contado con un dispositivo que ha trabajado para prevenir y también para dar respuesta rápida”, afirma el concejal Javier Serralvo.

Para asegurar la seguridad de la ciudadanía, se cerraron al tráfico en las calles en las que se podían producir inundaciones, como el entorno del Cedre y la avenida de Francia, el túnel de Furs de València, el camino Travessa. En un momento de la noche del jueves y la madrugada del viernes fue necesario también cortar el acceso norte a la ciudad, dejando como única entrada segura la entrada sur. También han estado cerrados los caminos rurales, que en estos momentos se mantienen cortados. Tampoco se puede circular todavía por el túnel de Furs de València ni por la salida a la ciudad por la avenida França en dirección a Castellón.

Entre las incidencias registradas en la vía pública se encuentran la caída de dos árboles y algunas ramas y una mujer que resultó herida leve en una pierna al caer en la calle. Además, una familia -dos adultos y dos menores- ha tenido que salir de su vivienda, al inundarse el inmueble superior, que se encuentra deshabitado. Todos se encuentran bien. Por otro lado, se han detectado problemas derivados de las goteras en algunos edificios y centros docentes y se ha tenido que cerrar también la zona del Pinar del Termet y ruta botánica por la saturación de agua del suelo y la caída de algún árbol. A primera hora de la tarde, además, la Policía ha tenido que actuar en el rescate de un vehículo atrapado en el barranco de Ràtils. El conductor había salido por su propio pie y se encuentra bien.