Vila-real arropa a la Mare de Déu de Gràcia en la multitudinaria ‘baixà’

El acto más emblemático del inicio de las fiestas muestra cada año la estrecha vinculación local con sus tradiciones

La intensa vinculación que los vecinos mantienen con sus tradiciones, en especial cuando de fiestas se trata, se ha exhibido este viernes en toda su plenitud en uno de los actos más emblemáticos del programa en honor a la Mare de Déu de Gràcia de Vila-real, la popular baixà de la patrona que, como es costumbre, contó con una respuesta multitudinaria, antesala de lo que sucederá durante los próximos días.

Los ritos se repiten edición tras edición, aunque siempre con nuevos protagonistas, que se suman a quienes hacen lo posible por no perderse nunca el momento en el que la imagen de su patrona sale de su ermitorio para trasladarse hasta la iglesia Arciprestal, donde permanecerá hasta que concluyan los festejos que le dedican.

Comitiva oficial

La Moreneta, como cariñosamente la conocen en Vila-real, ha estado arropada durante todo el recorrido por cientos de personas entre las que se encontraban las autoridades locales, encabezadas por el alcalde, José Benlloch, y las festeras, presididas por la reina, Gracia Gumbau Costa.

Establecen los usos heredados de padres a hijos y mantenidos por tanto en el tiempo, que quienes quieren participar en la baixà pueden hacerlo desde el ermitorio o esperándola en el convento de los Carmelitas, desde donde completarán el itinerario por las calles que llevan al corazón de la ciudad.

Ya en la Arciprestal se ha vivido vivió uno de los momentos más emotivos, con la recepción de la imagen, tan venerada por los vila-realenses y la ofrenda floral.

En la Arciprestal se ha vivido vivió uno de los momentos más emotivos, con la recepción de la imagen de la patrona.

En la Arciprestal se ha vivido vivió uno de los momentos más emotivos, con la recepción de la imagen de la patrona. / GABRIEL UTIEL BLANCO

La jornada ha tenido otros momentos clave, como la esperada Crida a la Festa, protagonizada por el jugador del Villarreal B, Carlo Adriano, que experimentó lo que se siente al ser el encargado de llamar a sus vecinos a la participación en una semana repleta de propuestas que transforman la ciudad y la llenan de vida.