Nuevos tiempos para las tascas de Vila-real
Bonica y Tejemaneje cambian de gerencia tras siete y seis años consolidándose como referentes en la calle Pare Molina
La zona de tascas de Vila-real es una realidad consolidada, a pesar de los obstáculos que tuvieron que sortear los empresarios de la hostelería que decidieron apostar por una alternativa de ocio y gastronomía en auge. Y es que a la querella presentada por vecinos de la calle Pare Molina, a causa de las molestias que aseguraban que les generaban las aglomeraciones de personas en esta vía peatonal, se sumaron las nefastas consecuencias del covid-19 para la hostelería.
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Buena parte de la culpa de que esta calle se haya convertido en una área de tascas, que es referente del ocio gastronómico de Vila-real, la tuvieron Juan Briz, Tomás Gallén y Pascual Bonache, los tres empresarios --dos de Burriana y uno de Onda-- que un día decidieron dar más fuerza al ambientillo, que ya empezaba a respirarse en torno al local ya existente del Tangerina, abriendo Bonica en septiembre del 2017. Un establecimiento que marcó un antes y un después en este tipo de oferta en Vila-real.
«Con Bonica ya empezó a tomar forma esta zona de tascas y la gente ya empezaba a salir a la calle y sumarse a la costumbre del tardeo, quedando a partir de las 19.00 horas para tomarse una copa y comer alguna cosa», explica Bonache a Mediterráneo.
Llega el éxito
El éxito de la iniciativa les llevó a inaugurar un segundo local, Tejemaneje, en la esquina de Pare Molina con Pere III, en el espacio que durante muchos años ocupó el Logo’s. «Nosotros no éramos conscientes en aquel momento que estábamos dando forma a un área de tapas», asevera. Y en octubre del 2019 sumaron un tercer establecimiento en la misma calle, Pantomima, que posteriormente traspasarían a Eloy Samaranch, el empresario que, a partir del 1 de marzo asume la gerencia tanto de Bonica como de Tejemaneje.
Como dato curioso, a partir de esa misma fecha, ninguno de los denunciados en la querella vecinal será dueño ya de los distintos establecimientos existentes en la calle Pare Molina.
En cualquier caso, Bonache asegura que la relación con el vecindario «ha mejorado muchísimo en estos últimos años, de manera que ahora se vive con una mayor proximidad».
Del porqué de traspasar los negocios, Bonache explica que «se trata de un cambio de ciclo; ahora, al menos por mi parte, es momento de pensar y valorar nuevos proyectos. Y añade: «Toca dejar paso a otros y nos vamos con la cabeza bien alta y con la satisfacción de haber hecho bien las cosas, dejando una calle con un ambiente bonito y sano».