La crónica | Las Palmas muestra las carencias del Villarreal y lo mete en un lío (1-2)

El Villarreal CF tiene un problema. Unos días es físico, otros futbolístico, otros anímico, incluso en algunas ocasiones, como la de ayer, se juntan los tres. Con el problema de fondo de haber continuado con Quique Setién en el banquillo en verano, el desgaste en el vestuario que ello conllevó y el posterior cambio de entrenador, la llegada de José Rojo Pacheta tampoco está terminando de provocar la reacción esperada sobre el rectángulo de juego ni la mejoría deportiva en cuanto a resultados. Es la cruda realidad, ni más ni menos.

El fiel reflejo se ha visto plasmado este domingo sobre el césped del Estadio de la Cerámica, donde el Submarino se diluyó como un azucarillo y fue superado por la Unión Deportiva Las Palmas (1-2), un equipo con futbolistas justitos para la Primera División, especialmente por su vulnerable defensa, que con orden y teniendo muy claras sus ideas y limitaciones, y a base de saber quitarle el balón a los groguets y conservarlo, se llevó una victoria que no se hubiera imaginado ni en sus mejores sueños.

Un rival superior

No le hizo falta a los de García Pimienta, técnico que aplica la llamada escuela Barça en todos sus equipos, mucho para llevarse la victoria. No sufrió Las Palmas, un equipo que llegaba a La Cerámica si haber marcado gol alguno fuera de casa y que acertó en dos acciones a balón parado, una antes del descanso (golazo de libre directo de Coco) y otra nada más reanudarse la segunda mitad (de penalti de Marc Cardona tras revisión de VAR por mano de Mandi), para sumar tres puntos cómodamente.

¿Qué le pasa al Villarreal? Puede que ni el mismo Pacheta, por ahora, tenga explicación. Lo que se ve sobre el terreno de juego es a un equipo muy frágil moralmente al que a la mínima que se le tuerce el partido se viene abajo.

Falta de confianza y liderazgo

La falta de confianza de los futbolistas groguets es tan palpable que ayer, incluso, se llegaron a escuchar pitos desde la grada ante la impotencia futbolística que se plasmó en el coliseo amarillo. Fútbol muy plano, sin ideas, muy poca llegada y poca mordiente.

Ello, unido a la falta de intensidad que provoca jugar a las 14.00 horas condenó a un equipo al que hasta que no entró Gerard Moreno, en el minuto 75, que se inventó un golazo en el 92 para liderar un atisbo de reacción, no tuvo partón ni líder sobre el campo.

Porque el partido para el Villarreal puede decirse que empezó en el descuento, cuando se dio cuenta de que Las Palmas era un rival totalmente superable.

Hasta entonces, el Submarino no se sintió cómodo en el campo, los canarios se adueñaron del balón y a excepción de un par de ocasiones de Yeremy Pino y Sorloth, los groguets se asomaron muy poco al marco rival.

Los pío pío tampoco hicieron nada del otro mundo, pero supieron marcar antes y después del descanso, y fueron capaces de quitarle el balón 92 minutos a su rival. Fue a partir de ese instante, tras el golazo de zurda de Gerard Moreno, cuando el Villarreal fue el Villarreal, con calidad y dos arreones que estuvieron a punto de convertirse el empate por medio de Morales y Alberto Moreno, pero con jugar bien 10 minutos del descuento no basta. Incluso al final, a la contra, Jonathan Viera hizo lucirse a Jörgensen y mandó un balón al poste.

El Submarino tiene un problema. Por fortuna, Pacheta tiene un parón de selecciones y toda una temporada para solucionarlo.

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