VILLARREAL CF

La crónica | El Cádiz deja tocado al Submarino en Carranza (3-1)

Los fallos de Filip Jörgensen y la expulsión de Pedraza condicionan a un equipo de Setién muy apagado

Eñ Cádiz se impuso a un débil Villarreal.

Eñ Cádiz se impuso a un débil Villarreal. / Román Ríos

Ismael Mateu

El Cádiz CF le volvió a hacer la del Cádiz al Villarreal CF. El Ramón de Carranza es un estadio que históricamente se le da mal al conjunto groguet, un campo donde siempre le espera un rival que se levanta en armas y con una afición que se toma la vista del para ellos el otro Submarino al mismo nivel que si fuera el Real Madrid o el Barcelona. Un partido que el equipo de la Plana Baixa ha disputado muchas veces y, en el caso del feudo de los de la Tacita de Plata, no ha ganado nunca en Primera División. La de ayer fue la enésima tocadita de cara de un combinado inferior, pero que a base de intensidad, garra y saber aprovecharse de los fallos del rival se impuso por un claro 3-1, dejando tocados a los de Quique Setién

Baena, que irá con la selección en el próximo parón, junto al polémico Iván Alejo.

Baena, que irá con la selección en el próximo parón, junto al polémico Iván Alejo. / Román Ríos

El remodelado coliseo gaditano se ha convertido en una auténtica Bombonera, como el estadio del Boca Juniors argentino. No solo por los colores, el amarillo y el azul, que coinciden, ni por los papelitos brillantes que lanzan al rectángulo de juego cuando saltan los equipos al terreno de juego... es una Bombonera por su afición, un público devoto, que va en masa a los partidos y que no para de animar del minuto uno al noventa y pico, independientemente de si su equipo se juega mucho, poco o nada. ¡Son admirables!

En esa pasión con la que la fición del Cádiz vive los encuentros, que se contagia a los futbolistas desde antes del inicio con la mítica chirigota Me han dicho que el amarillo, y en los errores de Filip Jörgensen y Alfonso Pedrza se apoyó el conjunto de Sergio González para dejar en la estadada al combinado de la Plana Baixa, al que ayer le faltó intensidad y meterse en un partido en el que nunca pudo entrar, y eso que se adelantó en el marcador muy pronto.

Inicio frenético

El Cádiz salió mordiendo y con la intención de comerse al Submarino groguet, que ayer iba de rojo. Los locales apretaron con una intensa presión arriba esperando el fallo del Villarreal en salida de balón. Setién había sorprendido a todo el mundo apostando por la experiencia de Albiol en el eje de la zaga, ubicando a Denis Suárez de Parejo, que se quedó en el banquillo (y no jugó ni un minuto), junto a Terrats y Álex Baena, internacional de nuevo cuño, y en punta introdujo a Yeremy Pino, que reaparecía tras lesión, junto a Gerard Moreno y Alexander Sorloth.

El propósito era tener más control del juego y generar mucho más peligro. Y la cosa parecía pintar bien cuando el noruego Sorloth aprovechó una cesión de Iza Carcelén sin mirar hacia el meta Ledesma en el minuto 9, estableciendo el 0-1 a puerta vacía.

Gol de astucia que parecía ponerle las cosas en franquía a los de la terreta. Pero el desenlace del encuentro tenía preparada otras muchas sorpresas, negativas.

Por desgracia para el Submarino, no tardó en empatar el Cádiz y lo hizo por medio del gigante Chris Ramos, que recogió un rechace inocente del meta Jörgensen, tras un chut duro de Rubén Alcaraz, para poner el 1-1 en el minuto 18... ¡Carranza explotaba!

La jugada clave

Quedaba mucho partido y había tiempo para volver a ponerse por delante, pero nada más lejos de la realidad. Las cosas se le pusieron muy mal al Villarreal cuatro minutos después, al quedarse los groguets con 10 futbolistas por la expulsión del lateral izquierdo Alfonso Pedraza, que cayó en la trampa del local Iván Alejo y le propinó un cabezazo que le costó la roja en el 21’.

Terrats durante el Cádiz-Villarreal.

Terrats durante el Cádiz-Villarreal. / Román Ríos

Quique Setién no daba crédito a lo sucedido, más si cabe cuando se vio con otro contratiempo en el minuto 26 por una lesión de Sorloth que le obligó a abandonar el campo, reemplazado por Morales.

Y para colmo de males, dos minutos después, el Cádiz remontó el partido gracias a un penalti de Jörgensen, algo más riguroso pero igual de inocente, sobre Chris Ramos que transformó el venezolano Darwin Machís en el 28. Tocaba remar contra corriente.

Expulsión de Setién

De ahí hasta el descanso, el Submarino poco pudo inquietar a un Cádiz en su salsa y con uno más. Precisamente en el tiempo de descanso se produjo primero un altercado entre Reina y José Mari y, en el túnel de vestuarios, fue expulsado el técnico Quique Setién por el colegiado canario Pulido Santana. 

En el segundo acto, el Villarreal salió con la intención de ejercer el mando en la zona ancha para conectar con sus delanteros.

Álex Baena, que nunca le perdió la cara al partido, lo intentó en un disparo peligroso que despejó Ledesma con acierto en el 47.

Mazazo y punto final

La reacción grogueta fue un espejismo, porque en la jugada siguiente Darwin Machís marcó el tercero, un golazo, para su Cádiz en una jugada individual muy aplaudida y que provocó incluso que la grada de Carranza hiciera la ola.

A partir de ahí, la sólida barrera dispuesta por el entrenador de los gaditanos, Sergio González, impidió los ataques del Submarno hacia la meta defendida por Ledesma en un segundo tiempo muy tranquilo para un Cádiz que se impuso con rotundidad y deja muy tocado al Villarreal

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