Salvadas por la campana: Mucha historia en el Hospital Provincial de Castellón

Descubren casi de casualidad un tesoro ‘escondido’ en el campanario del centro sanitario

Amparín, Amàlia y Joaquín tienen casi un siglo de vida y están en perfecto estado

La campana de las horas del Fadrí es la más antigua de Castelló. Data del año 1604, cuando concluyeron las obras de este icono de la ciudad, y es de las pocas que se salvaron de la quema durante la Guerra Civil. Y es que en el conflicto bélico que asoló el territorio nacional entre 1936 y 1939 se fundieron la práctica totalidad de las campanas de la capital de la Plana con el único propósito de convertirlas en munición, aunque igual que se libró la del Fadrí también lo hicieron las tres del Hospital Provincial, que datan del año 1929.

El descubrimiento en cuestión lo ha realizado Joan Alepuz, miembro de la Asociación Cultural Campaners de la Catedral de València, que las vio casi de casualidad: «Estábamos estudiando las campanas de toda la Comunitat y estábamos en Castelló para datar las de la Iglesia de la Santísima Trinidad, pero al pasar frente al Provincial me llamó la atención la torre y nos pusimos en contacto con la dirección del centro, que nos abrió las puertas para realizar la datación».

Joan pudo estar recientemente en el campanario y comprobó que Amparín, Amàlia y Joaquín se encuentran «en perfecto estado de conservación; listas para volver a sonar». Pudo detallar también que el peso de las tres es de 37, 81 y 166 kilos, respectivamente. «Es curioso porque las tres fueron fundidas por Enrique Costa. No es habitual que sea una sola persona la que funda todas las campanas de una torre como esta y además tampoco hay muchas campanas de Enrique Costa repartidas por España», confirma el especialista.

Una decoración muy peculiar

En la actualidad el mecanismo que tendría que hacer funcionar las tres campanas está detenido, pero en su día “tocaban las horas y los cuartos”. Si se salvaron de la fundición durante la Guerra Civil «sería porque estaban en un hospital y no en una iglesia, pues prácticamente no queda ninguna de esa época en la ciudad de ninguna parroquia», según el profesor de secundaria estudioso del mundo de las campanas.

Desde la asociación encargada de realizar estas dataciones entraron en el Hospital Provincial «a ciegas porque apenas había documentación sobre estas campanas», pero lo que se encontraron excedió con mucho sus expectativas: «Hay tres de bronce, que son Amparín, Amàlia y Joaquín, y cinco de cerámica de decoración. Se fundirían después de que se construyera la torre y la capilla del hospital y son muy peculiares porque tienen un relieve muy alto y una decoración con distintos motivos que no es nada habitual».

Hay que concluir recordando que estas son las segundas campanas que mejor sonarán en el centro, pues también en el Provincial se encuentra la campana que hacen sonar todos los pacientes que se curan del cáncer y cuya melodía no tiene parangón posible.