NACIMIENTO FORCALL, 1930.

TRAYECTORIA PASÓ PRIMERO POR PARROQUIAS DE GANDESA O CASTELL DE CABRES, Y LUEGO POR LA VALL D´UIXÓ Y CASTELLÓN. FUE MIEMBRO DE LA COMISIÓN DEL OBISPADO. Y LO DEJÓ TODO PARA SER PÁRROCO DE SAN JUAN BAUTISTA Y ASÍ PODER AYUDAR A LOS MÁS DESFAVORECIDOS.

Era el final de los años 70 cuando el Padre Ricardo se trasladó a la parroquia de San Juan Bautista, en uno de los barrios más pobres y marginales.

El joven cura, además de cumplir con sus labores diocesanas, se dedicaba de lleno a una población que precisaba mayores atenciones. Fue ordenado sacerdote a los 23 años. Comenzó en Gandesa y después pasó por la Tinença de Benifassà y Castell de Cabres. Tras estar en varias parroquias, acabó en el corazón de Castellón, entre Santa María y los despachos del Obispado. Pero no parecía ser lo suyo y pidió el traslado a la parroquia de un modesto barrio periférico, que presentaba enormes problemas de pobreza y delincuencia.

Desde 1978, aproximadamente, el Padre Ricardo empieza a ser conocido como el cura de los pobres, un apelativo lleno de estima y de justicia. En esa misma iglesia habilitó un comedor, una guardería y un consultorio sanitario para poder ayudar a sus vecinos. Y empezó su lucha, su esperanza y solidaridad por los más desprotegidos de la sociedad. Lucha y energía que no cesa. "Sigo con las mismas fuerzas. Cada día acudo al comedor y al albergue, y voy a comprar al mercado y a otras tiendas", dice.

Esta labor humana, cristiana, ha merecido numerosos reconocimientos. El último ha sido el Premio Nacional de la Asociación de Jóvenes Abogados que ha querido destacar este trabajo constante en ayuda humanitaria. "He recibido muchos premios y, claro, son una satisfacción, un estímulo, y emocionan, pero también significan que no trabajo para los premios", apunta. Decenas de personas acuden a diario al comedor y al albergue de transeúntes, centenares cada semana y más en los meses de frío y en las fiestas navideñas. Allí encuentran el calor del Padre Ricardo, de su hermana Mª Ángeles y de todos los voluntarios que entregan su tiempo y estima a quienes más lo necesitan.

--Llegó a Tombatossals, un barrio conflictivo y marginal.

--Precisamente por eso fui allí, era un barrio muy abandonado, con unas condiciones de vida malas, sin asfaltar, sin luz, había mucha pobreza. Eran los tiempos en los que mataron al director del colegio Serrano Suñer. Un suceso que fue tremendo. Además de las condiciones sociales, la marginación, problemas de drogas, delincuencia y el paro. El barrio estaba aislado, por un lado, tenía la carretera nacional y, por otro, las vías del tren y la antigua estación del ferrocarril. Estas circunstancias contribuían a crear más dificultades.

--Y se puso manos a la obra...

--En la misma parroquia creamos una guardería para acoger a los niños y que sus madres pudieran trabajar. También había un dispensario sanitario que llevaba una religiosa y otros servicios gratuitos. Además, había un comedor. Intentábamos ayudar al máximo a todos. Al comedor venían también personas procedentes de otros barrios, personas que no tenían nada, que no tenían casa o personas que pasaban por Castellón. Hasta que creamos el comedor y el albergue, y aquello se hizo un 1 de mayo de hace más de 25 años.

--¿Cuántas personas trabajan en el comedor y albergue?

--Unas 40 personas voluntarias, que se organizan por días y horarios. Siempre hemos trabajado con personas voluntarias.

--¿Cuentan con las ayudas institucionales suficientes?

--Cuando empezamos no había servicios sociales a nivel de instituciones, luego se fueron creando. Ahora hay ayudas pero la gran parte fundamental de nuestra colaboración viene de la gente, de su apoyo y de sus donativos, no solo económicos, porque mucha gente ayuda también aportando alimentos y ropa.

--Vivimos una crisis que debe afectar más a los que tienen menos y ustedes deben notarlo.

--Sí, con la crisis se ha notado un aumento de inmigrantes que no tienen trabajo y, sobre todo, familias enteras que lo han perdido todo y acuden a comer. Viene mucha gente a pedir comida y ahora en Navidad más porque son fechas con más dificultades. Acude gente a cualquier hora, gente que espera a diario para recibir ropa y alimentos.

--¿Cúal va a ser la carta del Padre Ricardo a los Reyes Magos?

--El comedor necesita renovarse, ampliarse, tenemos muy poco espacio. Queremos también contar con otras salas para mejorar la atención y servicios sociales que prestamos, y hace mucha falta espacios para la higiene. Las numerosas personas que allí acuden no tienen suficientes instalaciones. Nos hace falta un almacén y queremos poder contar con salas de reuniones para que estas personas puedan participar en actividades.

Con el aumento de trabajo que tenemos y la falta de espacio, nos toca organizar varios turnos para poder atender a todos los que vienen. Hay un incremento preocupante del paro que ya sufrimos. El comedor y el albergue son un ejemplo. Ahora llegan familias enteras, desesperadas porque no han podido pagar su vivienda, y familias extranjeras que han tenido que regresar a sus países.

--Y sus deseos para el 2009.

--Una sociedad más justa y equitativa, que no existan tantas diferencias entre la población. Hay mucha diferencia entre unos sectores y otros que sufren la pobreza. Hay mucho sufrimiento, hay personas que viven en precariedad absoluta.

--El centro de transeúntes ha vivido muchos cambios y traslados desde que se creara.

--Primero se creó en la misma parroquia de San Juan Bautista y, para dormir, estas personas se iban al parque Ribalta y otros sitios o a los bancos de la estación. Cuántas noches me he pasado con ellos porque sobre las 2 ó 3 de la madrugada la policía se pasaba por la estación y los echaba y allí estaba para que pudieran, por lo menos, dormir en los banquitos.

Luego conseguimos crear la casa albergue y se podía pernoctar, había gente de manera permanente hasta que encontraban algún trabajo. Más adelante nos cerraron este centro y Cruz Roja nos facilitó la instalación de una carpa en el Grao, pero aquello era difícil porque cocinábamos en Castellón. Luego, con el ayuntamiento de Antonio Tirado se nos cedió la primera finca, con 40 hectáreas, y se creó un comedor con un espacio con habitaciones. Luego, nos destinaron al polideportivo Chencho, también con otro centro muy sencillo, con lo más elemental y ahora también tenemos que salir de aquí porque necesitan el espacio para ampliar el polideportivo.