Qué poco ha tardado Soldado en ganarse al Madrigal. En la primera jornada su gol debió valer tres puntos --si el auxiliar de Vicandi Garrido se hubiera graduado a tiempo la vista--, y ayer tres destellos del fichaje estrella del Villarreal sirvieron para tumbar la barraca del Espanyol. Tres apariciones que materializaron una remontada de casta, corazón y coraje, virtudes que por muchos cambios que se den en esta plantilla son innegociables.

Mucho tiempo había pasado, concretamente desde el 17 de mayo, desde que el Villarreal jugó su último partido en el Madrigal. Los aficionados más despistados durante el periodo estival que volvieron ayer a su cita con el estadio groguet vieron un equipo muy remozado, sobre todo en la parcela ofensiva, donde los cambios son mucho más pronunciados para esta temporada. Teniendo en cuenta el escaso protagonismo de Nahuel durante la anterior campaña, se puede decir que todos los hombres de ataque empleados eran nuevos.

Por si fuera poco, enfrente estaba un equipo correoso como el Espanyol, que tuvo el partido donde quería a las primeras de cambio. Ya le pasó en el debut liguero frente al Getafe, cuando se puso por delante en el minuto 3 y el cuadro azulón ya no le pudo meter mano en los 87 restantes. Ayer fue en el seis cuando Caicedo cazó una perfecta asistencia del examarillo Gerard Moreno a la espalda de la defensa, para encarar a Areola y, tras superarle, marcar a placer. El Espanyol se aprovechó así de la inferioridad numérica momentánea de un Villarreal que se quedó durante unos instantes sin Víctor Ruiz, atendido en la banda tras recibir un golpe al poco de comenzar.

Si los de Sergio tenían claras sus intenciones antes del pitido inicial --juntar sus líneas, tapar huecos, buscar el fallo rival, arañar segundos al crono y ante la duda, cometer falta, como demuestran sus seis cartulinas--, estas se afianzaron tras el primer tanto, pero el Villarreal no es el Getafe. Eso sí, no encontró espacios hasta el descanso para percutir con peligro ante la meta de Pau López.

A los de Marcelino --en la grada por sanción--, les costó en la primera mitad encontrar el camino a la meta rival, mostrándose incluso lejos del nivel ofrecido en una pretemporada que concluyeron invictos con notables partidos en su haber y ante rivales de relevancia como el Wolfsburgo, el Olympique de Lyón o el Everton. Se echaba de menos a jugadores claves en el anterior curso, como Denis Cheryshev o Luciano Vietto, pero sobre todo se acusó la ausencia del ideólogo amarillo, Bruno Soriano, que cumplió el primero de sus dos partidos de castigo después de que ayer el TAD le denegara la cautelar.

Pintaban bastos para el Submarino. De hecho, Areola tuvo que aparecer para detener un remate de Gerard y los nervios afloraron en la grada y el campo.

Y APARECIÓ SOLDADO // Pero entonces emergió la figura de don Roberto Soldado. Una combinación entre Trigueros, Samuel y el delantero --¿quién si no?-- acabó con un remate acrobático del hombre-gol; dos en dos jornadas. El valenciano está amortizando la fuerte inversión del club como mejor sabe hacer: con goles. Y asistencias. Las dos que sirvieron para dar la vuelta al marcador gracias a sendos tantos de Bakambu, que también entró por la puerta grande en un Madrigal que coreó su nombre. La sociedad Soldado-Bakambu promete. Y con los cojines que mostró el equipo, más. H