Pues sí, después del caos, el susto, los nervios y el desastre de Motegi (Japón), donde el diluvio le impidió celebrar su primer título mundial de motociclismo, el piloto mallorquín Joan Mir (Honda), de 20 años, le pudo dedicar, por fin, a su amigo desaparecido Lluis Salom su primer cetro, gracias a la lluvia que interrumpió la carrera de Moto3 del Gran Premio de Australia, cuando se había cumplido ya los dos tercios de la carrera (15 vueltas de las 23 programadas, por lo que conquistó el título, no solo al estar cinco puestos por delante del italiano Romano Fenati (Honda), que era el único que podía, como ya ocurrió en Motegi, amargarle la celebración, sino que conquistó su novena victoria de la temporada, un récord brutal, ya que el último campeón, el surafricano Brad Binder, había sumado siete. “Por favor, por favor, que salga en todas las portadas del mundo, Mir le dedica este título a Luis Salom. Él no lo pudo conseguir, pero este título es suyo”, dijo nada más bajarse de su Honda.

Mir controló, con sabiduria y tacto, un GP que empezó sobre seco, pero fue interrumpido por la lluvia cuando él ya había cruzado la meta como campeón

La carrera, que empezó con la pista seca, fue un auténtica lio, como suelen ser todas las de Moto3. Más de una docena de pilotos (Mir, Livio Loi, Jorge Martin, Gabriel Rodrigo, Enea Bastianini, Fenati, cómo no, Ayumu Sasaki, Jules Danilo, Fabio Giannantonio, Niccolò Antonelli, Juanfran Guevarra y Aron Canet) peleaban, como siempre, por la victoria y el podio. Mir sufrió lo suyo, pues no siempre pudo estar delante de Fenati, ni siquiera liderando el grupo.

Eso sí, sabía que tenía que pasar primero por meta a partir de la vuelta 15 por si llovía (como ocurrió a partir de la vuelta siete, poco, chirimiri, pero llovió) y suspendían, como así ocurrió nada más cruzar la meta en la vuelta decisiva, protegido, curiosamente por el piloto belga Livio Loi, compañero de equipo.

Mir, el campeón que tiene el móvil de Dios

Mir, que es el piloto español nº 19 que se corona campeón del mundo y conquista el título nº 47 para el motociclismo español, siempre controló la carrera y, sobre todo, jamás perdió de vista a Fenati. Mir, que ha sido muy, muy, muy superior a todos sus rivales a lo largo de esta temporada (“aún puedo redondearla ganando en Malasia y Valencia, ya sin presión”), rompió a llorar cuando, en la curva 4 del trazado de Phillip Island, se encontró a su padre Joan y a su tío y padrino Guillermo, que le entregaron una inmensa bandera española, que acabó enredándose en su rueda trasera en la vuelta de honor (ahí se le fue la cabeza y la euforia al joven mallorquín al decir, en plena fiesta “tal vez la moto sea catalana”), un casco dorado de celebración del título y la camiseta con el nº 1 de campeón.

Mir rompió a llorar y gritar junto a su familia. “Fue tremendo, no sabíamos lo que gritábamos, no nos veíamos, pues por culpa de la lluvia y la visera no nos veíamos, pero fue el momento más feliz de nuestras vidas para todos. Supongo”. Mir reconoció que, en ese momento, se acordó de todos los que le han ayudado hasta llegar aquí (“papá Joan, mamá Ana, mis entrenadores, mi equipo y también, también, la familia de Luis Salom”) y confirmó que, desde el inicio de la carrera, tenía claro que debía vigilar el número de vueltas por si llovía y suspendían la prueba.

Nueve, récord de victorias de un campeón

“Lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido el campeonato tan perfecto que hemos hecho, consiguiendo ¡9 victorias! Así que, ahora mismo, me puedes decir lo que te de la gana, cualquier cosa fea, que me dará igual”, empezó contando Mir, ya en la sala de prensa, donde reconoció que estaba tan relajado que todo lo daba igual. “Conseguir finalmente el sueño de un montón de gente”.

El mallorquín, segundo balear, tras Jorge Lorenzo, que logra un título mundial de motociclismo, reconoció que “hubo dos o tres momentos, cuando caía a la sexta y séptima plaza del grupo, cuando muchos pilotos frenaba y trazaban como les daba la gana, alguno se caía delante de mí, que he pensado ‘¡uf!, como sigas aquí, no acabas la carrera! y por eso he tirado hacia adelanta, para coger la cabeza, tirar, tirar y tirar y ver si desaparecía el peligro”.

“Cuando he cruzado la meta no estaba muy seguro de haber ganado, pero cuando he visto que mi padre, mi tío y mi equipo salían al arcén de la pista, me he dado cuenta de que era campeón ¡tremendo!”, contó Mir, que recordó que, como ha ocurrido este año, “después de un desastre siempre he ganado, me ocurrió tras Holanda, gané en Alemania y ahora aquí tras Japón”.

Mir ha conseguido su conquista en el sitio soñado: Australia, donde debutó hace tres años. “Dije que sería hermosísimo redondear la fiesta, venciendo en el mismo trazado donde debuté, curiosamente en el primer entrenamiento iba último y pensé ‘esto no es para mí’, y ahora gano aquí. Precioso, de verdad”. A Mir por poco se le saltan las lágrimas cuando un periodista francés le recordó que ha sido el único, junto a Valentino Rossi, capaz de ganar el título en su segunda temporada. “Eso sí es un orgullo, que te comparen con Valentino, tremendo”.

Y, cómo no, acabó diciendo su frase favorita: “He disfrutado como un enano, sí”.

Mundial de Moto3: 1. Joan MIR (España, Honda), 296 puntos, campeón; 2. Romano FENATI (Italia, Honda), 226 puntos; 3. Aron CANET (España, Honda), 184 puntos; 4. Jorge MARTIN (España, Honda), 151 puntos y 5. Fabio DI GIANNANTONIO (Italia, Honda), 146 puntos.