Querido lector:

Los episodios de lluvias torrenciales que ha sufrido la provincia de Castellón en los últimos días han puesto de manifiesto una realidad, semioculta hasta ahora, pero evidente. Se trata de la existencia de un chabolismo sui generis, pero chabolismo al fin y al cabo, que por sus características propias puede pasar desapercibido y al que nadie hace caso, pero que existe de un tiempo a esta parte de forma acusada. Fue en Burriana donde más se puso en evidencia al tener que ser rescatados y trasladados a un lugar seco y seguro por el riesgo que supusieron las inundaciones y el aislamiento de los lugares que ocupan, mayoritariamente zonas agrícolas. Pero su caso se extiende por toda la franja litoral, de norte a sur de la provincia.

No es el chabolismo tópico de las periferias de muchas ciudades, sino un fenómeno similar adaptado a las características de nuestro territorio, que combina los núcleos urbanos con grandes extensiones de huertos de naranjos repletos de alquerías, casetas de aperos o masets de campo abandonados o no, y que son utilizados como viviendas okupadas por colectivos de inmigrantes marginales dedicados a la mendicidad, a la chatarrería, a trabajos temporeros ocasionales o incluso a la pequeña delincuencia. Son los parias de la inmigración, rechazados por sus compatriotas y que malviven a duras penas semiocultos y fuera de la vista de la vida diaria de nuestros pueblos y ciudades.

Su origen mayoritario es búlgaro, rumano, magrebí o subsahariano. Y su extensión se ha producido principalmente durante los años de la crisis, provenientes del paro de trabajos agrícolas, de la construcción o del trapicheo de la época de bonanza, que ya no los puede acoger o de sus propios países de origen donde también pertenecen a una marginalidad aún más miserable.

Malviven en unas condiciones pésimas. Incluso en familias con mayores y niños a su cargo. Totalmente al margen de cualquier cobertura sanitaria, educacional o social. Y por supuesto, apartados de todo.

Son los parias de una sociedad que prefiere mirar hacia otro lado.