La globalización y los efectos de la pandemia causada por el coronavirus son los dos factores clave que explican el alza durante el 2020 del número de empresas de Castellón que sale a vender a otros países, con un crecimiento, además, del peso de las operaciones más pequeñas, habitualmente lideradas por las pymes y micropymes.

El informe emitido por el Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), con los datos del último ejercicio completo, indican que en el año del covid han sido 4.195 firmas las que han exportado productos o servicios.

La cifra supone 207 más que en el 2019, es decir, un incremento relativo del 5,2%, relevante aunque pueda parecer limitado si se tiene en cuenta que ha sido un periodo con nueve meses de crisis por el virus, que han incluido un confinamiento temporal que fue total al inicio de la expansión del covid-19, con la consiguiente paralización de la actividad de múltiples sectores, salvo los denominados esenciales, entre los que destaca la alimentación.

Iniciar la aventura

En este contexto, más de la mitad de las empresas castellonenses contabilizadas como exportadoras, 2.265, afrontaron la aventura de acudir a otros países a vender, o bien reiniciaron las operaciones más allá de las fronteras españolas.

Es un grupo que ha crecido por encima de los dos dígitos, un 13,5%, al rebasar en 269 las 1.996 del ejercicio precedente, lo que da una idea de la importancia del mercado de exportación para el tejido productivo de una provincia con una amplia y eficaz tradición de apertura hacia el exterior.

Negocios pequeños

Otro dato que revela el informe del Icex se centra en el volumen económico por operación, con un elevado peso, de casi cuatro de cada diez (el 40%), de aquellas con un importe menor de 5.000 euros. Un paquete de transacciones que, además, aumentó en el 2020 dos puntos porcentuales.

En todo caso, las casi 4.200 empresas que ya pelean desde Castellón por lograr colocar sus productos en otros países lograron, en plena pandemia, facturar en el extranjero por valor de 7.373 millones de euros, con un descenso relativamente bajo, del 6,2%, con respecto al 2019 gracias, sobre todo, al tirón de los sectores tradicionalmente con mayor fuerza en la economía provincial: el azulejo y la citricultura. 

En el caso de este último, la mayor demanda de naranjas le ha permitido incrementar sus ventas casi en un 12%, favorecidas por el tirón que han propiciado las virtudes de refuerzo de las defensas de esta fruta frente a infecciones de tipo respiratorio.

En cuanto a la cerámica, el esfuerzo realizado para compensar las caídas en el mercado nacional ha dado también sus frutos, con un aumento de la facturación exterior que se ha acercado al 5%.

Tendencia imparable

En el análisis que realiza de esta evolución el director de Internacionalización de Cámara Castelllón, Joaquín Andrés, destaca la conclusión de que la comercialización en el exterior del país es una «tendencia imparable».

Andrés apunta que la economía está «cada vez más globalizada», de manera que, «con la digitalización de los flujos de información, que implican más conexión global es lógico que la internacionalización vaya a más y sea cada vez más fácil, sobre todo, si se tiene en cuenta que se trata de un comercio internacional maduro».

Indica que exportar ya no es solo una estrategia a medio o largo plazo, sino también se sustenta en acciones puntuales, que se han visto impulsadas por la necesidad de paliar los efectos de la crisis de la pandemia, en una tendencia que «irá a más», concluye.