La Unió estima la producción de clemenules en solo 300.000 toneladas y habla de problema estructural

La organización agraria critica que la Secretaría Autonómica y la Dirección General de Producción Agraria sigan vacantes

Carles Peris insiste en que los datos de producción demuestran que el problema en Castellón es ya es estructural

Carles Peris insiste en que los datos de producción demuestran que el problema en Castellón es ya es estructural / GABRIEL UTIEL BLANCO

Elena Aguilar

Elena Aguilar

Carles Peris (les Alqueries, 1977) aborda en esta entrevista cuáles son las perspectivas de la temporada citrícola que está a punto de comenzar y a qué retos se enfrenta un sector que hace años que no conoce las buenas noticias. 

-La campaña citrícola está a punto de comenzar y la Unió Llauradora ya ha manifestado que volverá a ser muy corta en cuanto a toneladas. ¿Qué previsiones manejan para Castellón?

La producción puede estar alrededor de las 560.000 toneladas y, si tenemos en cuenta nuestra principal variedad y que más superficie citrícola ocupa, la clemenules, se prevé una nueva bajada, situándose alrededor de las 300.000. Esto supone que será la quinta campaña consecutiva que nos situamos por debajo de la media productiva en Castellón, lo que pone de manifiesto que no estamos ante un problema coyuntural sino estructural. 

En el campo se están cerrando ya operaciones y los primeros indicadores hablan de que la clemenules está alcanzado un precio medio de 0,36 euros, incluso con operaciones puntuales a 0,40 euros. ¿La campaña parece que no pinta nada mal? 

Nuestro déficit productivo junto con el previsto a nivel estatal, que de nuevo estará por debajo de los 6 millones de toneladas, hace que el mercado se comporte con una oferta de mejores precios en origen, tal y como está marcando la tendencia actual con precios algo superiores a la pasada campaña. Sin duda, si tenemos un consumo normal y habitual, el precio de los cítricos puede arrancar alguna sonrisa a las personas productoras tal y como ocurrió la campaña anterior, pero hay que tener en cuenta el global y la rentabilidad. Si tenemos buenos precios, pero poca producción, hay que ver si los ingresos superan a los elevados costes productivos. 

El año pasado, además de ser una de las temporadas más cortas de la historia, se caracterizó por una gran incidencia de plagas. ¿Este año pasará algo similar?

Los citricultores continuamos con el control de plagas habitual. Y, aunque este año hemos tenido menos incidencia de cotonet de Sudáfrica, no significa que tengamos que hacer los tratamientos para evitar su expansión. No obstante, en determinadas zonas se ha observado un aumento de la afección en el cultivo de mosca blanca o, en algunos casos, araña. En un mercado globalizado, donde la Comisión Europea no tiene el arrojo de, a pesar de los continuos avisos, poner medidas más estrictas a las importaciones de países terceros y exigir que estos se hayan producido bajo los mismos estándares que tenemos los productores de la Unión Europea, no resulta difícil presagiar que continúe la entrada de plagas.  

Las plagas siguen siendo uno de los grandes quebraderos de cabeza del sector citrícola, sobre todo porque cada día se detectan nuevas que llegan de fuera. ¿A qué se enfrenta el sector? ¿Está dando Europa la talla? 

Una nueva plaga supone, en primer lugar, un claro incremento de costes para las personas productoras, porque debe aumentar los tratamientos. Y esto se hace más crudo si cabe porque en la mayoría de ocasiones no se disponen de las materias activas de productos fitosanitarios por las continuadas retiradas de las mismas por parte de la Comisión Europea, sin poner a disposición del sector otros productos que tengan la misma eficacia y a un precio razonable. La CE es perfectamente conocedora de la situación y si no pone medidas como las cláusulas espejo es responsable de los daños en los cultivos y la pérdida de rentabilidad de las explotaciones. Y ello debería tener consecuencias políticas y económicas. 

La citricultura en Castellón ya no es lo que era. Los productores tienen cada vez más edad y quedan menos operadores. El último ejemplo es el de la cooperativa Cítrics de Nules ¿Hacia dónde camina el sector? 

Es una evidencia que el sector camina hacia la concentración de firmas con la entrada de capital procedentes de fondos de inversión en la parte privada y al intento de fusión de las estructuras cooperativas que van a tener que lograr más colaboración entre ellas para aglutinar volumen comercial y optimizar costes.

¿Qué valoración hace de las primeras semanas de José Luis Aguirre al frente de la Conselleria de Agricultura? 

El conseller Aguirre es una persona con formación profesional y laboral relacionada con el sector agrario y eso es positivo. Se observa una clara voluntad de escuchar a los agentes implicados, pero este sector no solo necesita escucha y buenas palabras, necesita gestión diaria de aquellas problemáticas que nos afectan y ahí es donde ya hemos sido críticos. Después de tres meses desde las elecciones autonómicas, las dos principales piezas para el sector después del propio conseller son la Secretaría Autonómica y la Dirección General de Producción Agrícola, y aún no han sido nombradas.

¿Qué le pide La Unió de Llauradors a la Conselleria?

Hay mucho trabajo a realizar en todos los sectores pero ,si nos centramos en los cítricos, las prioridades son un incremento del presupuesto en materia de sanidad vegetal; un mantenimiento o incremento del presupuesto del Consell en materia de seguros; y un frente común del sector valenciano ante la política de Agroseguro y ENESA de recortar coberturas e incremento de primas. También un impulso del IVIA para contar con los mejores investigadores orientados a las necesidades sectoriales; atrasar la implantación del cuaderno digital y un plan de reconversión del sector, así como potenciar el Foro Citrícola. 

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