A LA CONTRA

Ucranianos en Castellón: Separados por la guerra

Roman ha disfrutado de un permiso del ejército ucraniano para conocer a su hija en Benicarló  Olha reside con sus padres desde hace 18 meses

La pareja reunida.

La pareja reunida. / Mediterráneo

Alba Boix

Aunque podría tratarse de la trama de una novela romántica, es una historia real y el escenario en el que sucede es Benicarló. Roman, de 30 años, dejará Benicarló después de un permiso de 10 días. El motivo de su visita ha sido el de poder conocer a su hija Sofía, que nació el pasado 1 de agosto y a la que no conocía. Su mujer, Olha, de 25 años, huyó de Ucrania en marzo de 2022, un mes después del inicio de la guerra. La última vez que se vieron fue en noviembre del año pasado, cuando aprovecharon para casarse en su ciudad natal, Chortkiv. A su regreso a España, Olha estaba embarazada.

Separados por la guerra

El 24 de febrero de 2022 comenzaron los ataques rusos a Ucrania. Fue entonces cuando Roman, que entonces tenía 28 años, se marchó como voluntario a combatir por su país. Olha y Roman se conocieron en 2015 y vivían juntos en la pequeña ciudad de Chortkiv, al oeste del país. Está situado a 460 kilómetros de Kiev y a 600 de Odesa. Se trata de una ciudad pequeña, con un número de habitantes similar al de Benicarló, alrededor de 29.000. 

Un mes después de que su marido fuera a luchar, Olha decidió huir a Benicarló, donde residen sus padres desde hace 8 años. Ambos son profesores de música y tuvieron que paralizar sus vidas, tanto a nivel personal como profesional, a causa de la guerra. De hecho, aunque ya estaban casados civilmente, tenían programada la ceremonia religiosa para agosto de 2022 y tuvieron que cancelarla. 

A su llegada a Benicarló, la joven comenzó a trabajar con su madre en un hotel durante toda la temporada alta y, al finalizar, en noviembre del año pasado, decidió volver a Ucrania para reencontrarse con Roman. Aunque solamente pudieron estar 6 días juntos, porque a él no le permitieron más, ambas familias aprovecharon para celebrar el enlace por la iglesia, aunque de forma sencilla. «Fue una ceremonia íntima, una comida-cena en un restaurante, pero ella iba vestida de novia, tal y como tenía previsto para agosto», cuenta la madre de Olha. A su regreso a España, la joven estaba embarazada. «Es muy triste, porque Roman no ha vivido el proceso del embarazo de mi hija y no ha conocido a Sofía hasta ahora», detalla la abuela de la bebé. 

Una pareja feliz  Roman y Olha, el día de su boda en Ucrania en noviembre pasado.

Roman y Olha, el día de su boda en Ucrania en noviembre pasado. / Mediterráneo

Benicarló como lugar seguro

Mediterráneo ha podido estar con la joven pareja, feliz junto a su hija de dos meses de vida. Roman no se ha separado de ella durante estos diez días de permiso porque no sabe cuándo la volverá a ver y ha querido aprovechar al máximo estos días que han podido convivir juntos. El amor se ha impuesto a la guerra aunque solo sea por unos días.

Ahora, el joven matrimonio desea que «la guerra acabe pronto, porque hasta que no sea así no podremos volver a vernos». Por el momento, madre e hija no se plantean regresar a Ucrania. Roman expresa que «quiere que ellas estén en un lugar seguro, alejadas de la guerra, dure lo que dure, y si tiene que ser en España, aquí será». 

Durante estos días juntos, él y su familia han podido disfrutar de la recién nacida Sofía. El pasado sábado celebraron el bautizo en la iglesia de San Bartolomé de Benicarló. 

La madre de Olha lleva 13 años en España y 8 viviendo en Benicarló. «Nunca sabes dónde te va a llevar la vida y acabé aquí por trabajo, por conocidos», comenta. 

Tanto los padres de Olha como los padres de Roman son músicos, así como sus hijos. Desde que comenzó el ataque ruso a Ucrania, la familia de Olha se ha movilizado para recaudar fondos y poder enviar dinero a su país. Su pasión por la música las llevó a crear un grupo, formado por dos familias ucranianas residentes en la zona. Ahora «Podillia» recorre varios puntos de la provincia con sus actuaciones musicales. Han actuado en Peñíscola, Benicarló y municipios cercanos, e incluso en Valencia. «Llevamos una hucha y, al acabar la actuación, la gente deposita donativos en ella», cuentan madre e hija, «y todo lo que recaudamos lo enviamos a Ucrania para ayudar a gente que lo necesita».

La madre de Olha manifiesta su preocupación por la situación que vive la familia de su hija. «Ellos no tienen que vivir así, son jóvenes, y no deberían estar separados, pero él ha podido venir ahora por el certificado de nacimiento de su hija». Allí Roman está con sus amigos, que aunque tampoco tienen formación militar, están allí de voluntarios. «No volverán a darme permiso porque todos quieren ver a sus familias pero no es posible, allí luchamos hombres de todas las edades, desde jóvenes hasta gente con 60 años», cuenta Roman. 

La familia reunida.

La familia reunida. / Mediterráneo

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