El Hostal La Torre de Benicàssim aloja a los 45 migrantes llegados desde las Islas Canarias

Reclaman que les arreglen los papeles porque todos son padres de familia

El Hostal La Torre de Benicàssim aloja a los 45 migrantes llegados a la provincia desde las Islas Canarias

Eva Bellido

Benicàssim ya acoge a los 45 migrantes procedentes de las Islas Canarias que han llegado a la provincia de Castellón con el plan de ayuda humanitaria del Gobierno de España para trasladar a distintos puntos de la península a las miles de personas que atracaron estas semanas en la costa canaria.

Los ciudadanos están alojados en el Hostal La Torre, un hotel emplazado en pleno casco urbano (calle Estatut) que recientemente fue adquirido por unos inversores suizos. La organización no gubernamental Accem es la que se está encargando de la atención del grupo. La mayoría son hombres jóvenes, de entre 17 y 40 años de edad, que abandonaron sus países en busca de un futuro mejor.

"Pedimos al Estado que nos ayude a regularizar nuestra situación, con los papeles para poder trabajar y tener una vida mejor que la que tenemos en Senegal. Todos somos padres de familia y tenemos que mantener a nuestros hijos. En mi caso tengo un niño y una niña de 12 y 13 años", según explicó ayer a Mediterráneo A., de 41 años, uno de los ciudadanos protegidos por Accem.  

"Pedimos que nos dejen trabajar para tener una vida mejor que en Senegal"

Él llegó en un cayuco en el que viajaban 96 personas, según relató a este periódico. Aunque la travesía puede ser peligrosa, "no pasé miedo porque conozco bien el mar y para conseguir algo hay que arriesgarse", indicó. "Soy pescador profesional desde hace 26 años y me gustaría poder seguir trabajando en el mar", expresó.

Hacen vida por Benicàssim desde su llegada el pasado lunes y ayer estuvieron por la mañana visitando el mercadillo, de alimentación y ropa, que cada jueves se celebra con puestos ambulantes en la zona del bulevar. Cuentan con la ayuda de intérpretes de la oenegé para poder vencer las barreras idiomáticas, puesto que la mayoría de ellos no habla español, y aunque algunos se defienden con el francés, muchos otros solo dominan idiomas como el wólof, una lengua hablada en países como Senegal y Gambia.

"Aquí vivimos tranquilos, nos han acogido calurosamente y estamos contentos, se lo demostraremos en lo más profundo de nuestro corazón", declaró.

El bar de delante cerrará dos meses para prestar el servicio de cátering al hotel para alimentar a todos estos huéspedes, encargándose de servir las comidas y las cenas cada día, según explicó su propietaria, Ana Simón. "Son todos súper educados y muy buenos, al revés de lo que algunos están diciendo, que son irresponsables y que siembran el pánico. Están incluso acobardados". "Me hace mucha ilusión ayudar a gente que lo necesita", declaró. Sin embargo, no todos los ciudadanos están contentos con su llegada irregular y así lo manifiestan en las redes sociales, criticando al Gobierno.