A la hora de hablar del infractor castellonense no hay un perfil concreto. Sí un denominador común: la mayoría son hombres. Los más jóvenes acaban en los cursos de recuperación por conducir bajo los efectos del alcohol o por superar la velocidad permitida. Los mayores lo hacen porque fueron cazados mientras hablan por el móvil o por correr más de lo que permite la ley. En los cursos de las autoescuelas, tanto en los parciales como en los totales para recuperar puntos acuden, según los datos de este año, entre 10 y 15 personas por clase. En la provincia, en los centros de Vinaròs, Nules y Castellón, las clases se celebran en el fin de semana: tarde del viernes y mañana del sábado.

A pesar de que a nivel nacional se ha reducido el número de muertos en carretera, entre otros factores por la implantación del carnet por puntos, tal como indican desde el Ministerio del Interior, en Castellón este año no está siendo nada bueno. Los accidentes del verano --como el del autobús de Oropesa, con ocho fallecidos--, han cambiado un ciclo positivo que se alargaba desde el 2006, en el inicio de aplicación de la ley. A pesar de ello, el conductor castellonense es más prudente que antes en el volante.